sábado, 22 de junio de 2013

Freaks (1931)

Muchos amamos, y muchos han de amar (gente como Jodorosky o Tom Six), esta increíble joya del horror, que con una simplicidad, pero con un realismo insoportable, muestra la astucia de Tod Browning para mostrar a fenómenos circenses en diario recorrer.
Aunque Browning es más recordado por Drácula (1931), debido a la fama que tuvo durante todo el siglo XX, Freaks es trascendental de una manera increíble, pues aborda uno de los máximos miedos del hombre por lo largo de la historia, la deformidad, y en un tiempo donde los efectos especiales son risibles, él toma gente deforme real y la incluye en esta pesadilla que contiene gracias al cine.
Últimamente la película ha tenido más mérito, y está tomando el peso y la relevancia que merece, pero auguro, que ni el tiempo mismo la haré menos irrelevante, pues la importancia del factor miedo que Browning logra inyectar es infinita, pues ese miedo el hombre nunca lo superará.
Sin necesidad de gore, de misterio, de grandilocuencia horrorífica, Freaks es un tesoro horripilante que cualquier fan del género debe ver.





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