jueves, 12 de octubre de 2017

Cult of Chucky (2017)

Luego de la novia e hijo de Chucky, pensamos que Don Mancini había perdido la cabeza, al pasar de lo terrorífico a lo ácido a lo absurdo; cuando La Maldición de Chucky se presentó, las cosas comenzaron a tener un nuevo ritmo diferente... interesante. Es la escena poscréditos la que nos apunta la mirada, sin embargo, esta ahora famosa escena poscréditos no estuvo incluída en muchas de las versiones de la película que salieron al mercado, incluyendo la que se exhibe en Netflix... vaya-vaya... Sin querer tuvimos acceso a ella, y gracias a eso pudimos disfrutar la más reciente entrega de Chucky, y con buenos ojos vemos que el final del muñeco pelirrojo pintadedomedio aún está distante de venir.
Con Mancini de vuelta como director, la cinta abre después de esa escena poscréditos; Andy (Alex Vincent) tiene que vivir aún con el trauma de su infancia, las cosas como adulto no le salen bien, pero cuando vuelve, abre una puerta de donde saca la cabeza de Chucky (Brad Dourif), y con la que se divierte torturándola... Por otro lado continúa la historia de Nica (Fiona Dourif), la protagonista de The Curse of Chucky, a quien han acusado de los crímenes contra su familia, y le han hecho creer que Chucky era un producto de su imaginación, un alterego, por lo que en vez de ir a prisión ha sido mandada a un psiquiátrico. Ahí, primero es malrecibida por los otros locos, pues sus crímenes son bastante conocidos, y por otro lado tiene un psiquiatra (Michael Terriault), que, a parte de violarla cuando la hipnotiza, quiere ayudarla a superar el trauma del muñeco llevando muñecos al hospital, éstos donados por una tal Tiffany Valentine (Jennifer Tilly). Los crímenes empezarán a suceder en el hospital pese a la paradoja de que Andy sigue teniendo al muñeco en su cámara de tortura. Nica tendrá que resolver el misterio (talvez el mayor de la saga) para ver qué es lo que sucede y quién lo está causando... al final recibirá ayuda más que esperada.
Y ya. No digo más porque jamás pensé que hubiera tanto que ocultar/spoilear en una película de Chucky. Mancini renueva genialmente su historia y nos entrega talvez la mejor entrega de toda la franquicia -si no es la mejor, talvez solo el status de clásico de la primera le superaría- entregándonos fanservice, con la presencia del elenco de las películas originales, continuidad con la última cinta, humor negro del moustrillo y una cantidad decente de gore, que satisfacerá al más sádico de los fanáticos.
La cinta es de las grandes buenas sorpresas del año, no saldrá directo al cine, sino solo en festivales y directo a DVD y plataformas digitales, pero vale bastante la pena de ver, pues coolmente revitaliza una de las franquicias que nos hizo los fans from hell que somos aún todos nosotros.











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