Dirigido por Kunio Kato, el cortometraje ganador del premio Annecy Cristal es una pieza independiente internacionalizada gracias a su difusión por medio de concursos, además de haber ganado el óscar a mejor cortometraje animado en los premios de la academia de aquellos años.
La historia se centra en un viejito que vive en un mundo distópico, inundado; se ven las ciudades bajo el agua, y se ve a la humanidad adecuada a esto. La historia comienza a tomar una retrospectiva cuando al viejo se le cae su pipa al agua, y tiene que comprar un traje de buzo para rescatarla, teniendo flashbacks de tiempos mejor cada que se sumerge más y más..
Con un arte excepcional, es gracias al catálogo de Netflix que se tiene acceso a piezas tan bellas y enaltecedoras de la animación, piezas de entera recomendación, no solo por su ligereza narrativa sumamente artística, sino a su manera visual, única en su estilo, como una lullaby distópica para esta sobajada generación digital.
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