Ahora sí estamos en un plano relevante. Mientras en la primera parte la película podría ser una churrada y ocurrencia repentina (pese a la gigante producción que fue para la época), en esta cinta el director George Miller, al lado de la dirección de arte Graham Grace Walker, retoma la historia iniciada dos años atrás, pero ahora sí con un verdadero intro, un héroe mejor desarrollado (Mel Gibson está de vuelta), y una estética inolvidable y totalmente influyente desde la cultura popular, véase a Marilyn Manson, a Gwar (hasta Oderus Urungus parece haber sacado el nombre del villano en curso), etc...y en el cine tal cual, desde la obvia Carrera Mortal hasta la escena de las águilas del Retorno del rey, entre tantísimas referencias posteriores, es hasta que como tal se establece al Guerrero del Camino cuando la historia de Mad Max se vuelve épica y se torna la indispensable del género y la justificación a su valúo.
Como menciono, con un intro bien hecho, donde narran el declive de la humanidad y el nacimiento de los merodeadores del desierto aka Wasteland, ahora parece que buscar comida y gasolina es lo único que le queda a los que han llegado hasta el momento, partiendo desde aquí la historia de Mad Max (Gibson), quien viaja con su perro sobreviviendo... Primero se encuentran con Gyro (Bruce Spence) (personaje que claramente inspira a otros de posteriores cintas como uno de La Momia que ustedes recordarán llegado el momento), quien les dice de un lugar donde hasta destilan la gasolina, así que van a investigar, y ya que ve que son buenos decide negociar gasolina a cambio de un camión que había visto por el desierto; el camión era necesario porque Humungus (Kjell Nilsson), el nuevo malo, les quiere robar su gasolina a los "aldeanos". Mad Max lo consigue pese a las trabas de Wez (Vernon Wells), el perro de Humungus que está enojado con los buenos porque un niño salvajito con cara de James Hetfield pequeño le mató a su novio con un boomerang; y ya que el escape va a iniciar, los aldeanos le ofrecen que vaya con ellos, y maneje el camión a la salvación, sin embargo Max pertenece al camino, y será difícil para convencerle de hacer lo contrario.
Ya. La trama, mejor, solo que hubiera estado bueno que Humungus resultara ser Goose, el amigo de Max de la cinta anterior ¿a nadie se le ocurrió? se ve que Humungus está quemado de la piel debajo de esa máscara de metal; La estética: Fabulosa, fantástica, inolvidable, recreable, inspirable ¡Épica!, y héla ahí, el verdadero orígen del legado de Mad Max, ese que ha fascinado fílmica y culturalmente a generaciones, y que, al parecer, lo seguirá haciendo en los años por venir...
Ésta entrega es 100% recomendables para fans, interesados y pasantes espontáneos, una joya de la acción postnuclear indispensable.
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