Así que quien se encargó de dirigir esta propuesta tan original fue Gary Ross, a quien le tocó organizar a Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Donald Sutherland, Liam Hemsworth, Woody Harrelson, Lenny Kravitz, Stanley Tucci, Elizabeth Banks, Isabelle Fuhrman, Amandla Stenberg, Wes Bentley, Alexander Ludwig, entre otros actores, y tratar de ubicarse en ese lugar que alguna vez sagas como Harry Potter, The Lord of the Rings o hasta Twilight ocuparon.
Si conocen Batalla Royal, esto les parecerá sorprendente:
Sobre un combate a muerte entre chavitos, organizado ritualmente por el gobierno, para desviar la mirada del pueblo en cuanto a su situación de crisis económica y desbalance social, y solo uno de los competidores puede sobrevivir y ser recordado con gloria por siempre.
La gran diferencia es que en Batalla Royal los meten a matarse porque ya nadie aguanta a los adolescentes, mientras que aquí más funciona como distractor político, algo así como el football en muchos países, pero más intenso.
La película en sí no es mala, y destaca en cuanto a estética futurista rebuscada extremadamente hacia un pop abarrocado, y sin duda su mayor logro es en cuanto a eso: maquillaje, escenografía, visuales. Ross jamás logra hacernos conectar del todo ni con los personajes ni con la acción que desatan los combates a muerte, tanto así que si se muere quien sea a uno no le importa realmente, incluyendo a Katnis Everdeen, el personaje principal; siendo quizás solo el personaje de Stenberg por el único por el que podríamos abogar, y eso solo por la ternura que la niña logra interpretar.
En general no es mala la película, pero su simil con Battle Royal es inevitable, y lo pobre que es el desarrollo de los personajes y la trama deja mucho que desear.

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