Basada en la novela homónima de Ken Kesey, y considerada una de las mejores películas de la historia, la que algunos traducen como Alguien voló sobre el nido del cuco, y otros como ¿Atrapado sin salida? -aunque varias veces escapa- es una de las joyas que ratifican a Jack Nicholson como uno de los más grandes tesoros del séptimo arte en su totalidad. Dirigida por Milos Forman, la película logra coronarse en el status de los 5 Grandes, mérito que se gana al ganar los 5 principales premios de los óscares: Mejor director, actor, actriz, guión y película. Conteniendo un cast de ensueño que incluye a Danny Devito, Brad Dourif, Louise Fletcher, Will Sampson, Sydney Lassick, Christopher Lloyd, Scatman Crothers y Michael Berryman, la cinta está catalogada al grado de ser patrimonio fílmico de la humanidad, status más que merecido que todos sus partícipes, incluídos sus productores Michael Douglas y Saul Zaentz se han ganado a pulso.
La historia nos narra la aventura deMcMurphy (Nicholson), quien pasa mañosamente de una carcel rural a un manicomnio bajo el pretexto de que tiene una clase de locura; aunque bien podría justificarse esto con la búsqueda de un aprisionamiento más cómodo que el presidiario. McMurphy no está loco, solo tiene problemas de comportamiento, como un niño bully en una escuela primaria que tiene breves lapsus de pequeño padrino, sin ser realmente un peligro letal para nadie. Cuando entra a la institución rápidamente ubica a los eslabones débiles del lugar para molestarlos, se alía con los que cree útiles para su diversión, y encuentra en la enfermera Ratched (Fletcher) el elemento ideal para volverle su némesis, el sistema a derrocar, y no por una maldad anarquista, sino unas ganas de joder que se vuelven parte de una vida divertida que parece McMurphy necesitar para ser feliz. Los problemas que ocasiona van de tratar de romper un lavabo hasta escenificar una narración de un partido de béisbol, de armar fiestas secretas a llevarse al total de la población de enfermos a robar un navío para ir de pesca. Caos que la institución no ve con buenos ojos, pues como es evidente para todos se saldrá de sus manos de un momento a otro.
Para empezar debemos concebir la película como una experiencia capitular, como pequeñas anécdotas donde no solo director y protagonista sobrellevan, sino el elenco entero va construyendo magistralmente; luego hay que ver en cada uno de ellos sus capacidades histriónicas, escuela para todo aquel que quiera tener que ver con las artes teatrales y derivados; y finalmente el fundamento conceptual, crítica social a la sanidad que bien podría dar inicio a cientos de estudios, no solo científicos y psicológicos, sino también a sociopolíticos que podrían conllevar a análisis y análisis sobre la cordura, su manejo y solución, como el basurero público que termina siendo o el inalcanzable orden que como humanos somos incapaces de propiciar... no sé, yo solo escribo una reseña fílmica tardía...
Hacia lo ñoño o lo entretenido, la película es un festín cinematográfico que reaviva nuestro amor por el medio; es una oda a todo lo bello en el cine, justifica la totalidad de sus premios, y se vuelve un referente cultural que inspirará gran parte de las artes fílmicas, no solo hoy en día, sino en los años y siglos por venir, al lograr semejante pieza artística como solo un grupo como éste podría haber conseguido.
Obviamente la cinta es absolutamente recomendable, es una indispensable, y si usted, mi estimado lector, no ha tenido acceso a esta, debe de ser porque usted no es un cinéfilo verdadero sino solo un pasante espectador al que no le interesa el medio sino rellenar su ocio y aburrimiento con lo que sea que las pantallas del cine tengan para ofrecerle.
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