Copiando en el estilo a la cinta anterior, Zito nos deja una película donde los asesinatos de Jason son casi invisibles, y por lo tanto ausentes en pantalla; narrando la historia iniciada en la cinta anterior, en esta ocasión el protagonista es de lleno Tommy Jarvis (Corey Feldman - de niño/ John Shepherd - de grande), quien ha crecido y está en una recuperación psicológica luego del trauma de haber asesinado brutalmente a Voorhees, por lo que tras terminar su tiempo en un manicomio es enviado a un campamento de jóvenes en recuperación donde empiezan a ocurrir los típicos asesinatos de Crystal Lake, teniendo en cada uno de estos la ausencia de Tommy, haciendo creer al espectador que él es el nuevo Jason, pues cuando sale muestra un comportamiento antipático, violento y tendente a la locura, sin embargo la historia tiene un desenlace digno de Scooby Doo, haciéndola, al lado de Viernes 13 4 una de las peores cintas de la franquicia que se hayan hecho, pues Tommy como héroe de la cinta es aburrido, totalmente inempaticable, y ni a antihéroe llega, teniendo que llevar el peso de esto dos personajes secundarios, la directriz del campamento, Pam (Melanie Kinnaman) y un niño llamado Reggie (Shavar Ross), quien solo es el nieto del conserje.
La saga sigue hundiéndose, a pesar de que su legado persiste como una de las principales franquicias de horror de la historia, por lo que solo se le recomienda a la fanaticada de corazón.
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