lunes, 4 de enero de 2021

Kadaver (2020)

 Y como vieron, este 2020 Netflix fue la plataforma líder no solo entre las proveedoras del streaming, sino hasta del cine en general; sin embargo algo en lo que Netflix siempre ha fallado es en su contenido de terror, pues pese a que tiene por ejemplo las franquicias de The Counjuring  no son contenido original de ésta, por lo que ya todos las vimos, y no es algo que corramos a ver a menos que queramos hacer un maratón al respecto, lo cual pocas veces sucede, así que a veces uno pone en el buscador por género y al llegar al terror uno halla las opciones que la plataforma sugiere y ya uno puede elegir más que nada por las portadas que ahí se muestran; una que me llamó la atención por esta misma causa es la noruega Kadaver del director Jarand Herdal, la cual luce bastante atractiva, macabra, y las escenas mostradas en los previews lucen prometedoras, no obstante, tengan cuidado con lo que eligen ver, y no porque se vayan a topar con algo que no los deje dormir o se acerque a esos videos clandestinos de los noventa conocidos como Trauma, sino porque el contenido de terror de Netflix siempre tiene a ser bastante mediocre y esta película no es la excepción.

La cinta es distópica, ya parece el mundo haber valido, y en general la gente vive como puede con lo poco que le llega; no es un futuro muy alejado de nuestro tiempo por lo que rápidamente podemos asociar nuestras historias con la de los personajes principales, Leonora (Gitte Witt) y Jacob (Thomas Gullestad), quienes ven llegar un circo a la ciudad y les dicen que pueden entrar a la casa de los dueños de este porque hacen obras de teatro medio performáticas y dan de comer a los asistentes; los personajes van para llegar a su hija; pero ahí el maloso Thorbjorn Harr tiene intenciones diferentes a las que quien los invitó decía; no es spoiler, pero es un secreto malévolo tan predecible que pasa de ser un estilo de estética Ojos Bien Cerrados a un producto genérico de persecución que no lleva más que a lo obvio y aburrido.

Así que la premisa es buena, pero predecible y de ahí no pasa, se une al resto de películas deficientes de terror que se encuentran en la plataforma y su valor se halla más en ser un número más a la añadidura del catálogo más que como recomendación. Una irrelevancia más que le recuerda a Netflix en qué pulir su muy bien llevado andar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario