Tras su cumbre cinematográfica que Alejandro Jodorowsky tuvo con El Topo & La Montaña Sagrada, el director se pone al frente de una producción hindufrancesa (Tusk) que le desilusiona y le aleja del cine casi nueve años, solo para regresar con otra de sus más grandes películas en su línea "convensional" (en su jodorowskiana manera de la convensionalidad), en una historia más tétrica, más psicológica, más mórbida...
Producida por el hermano del master of horror italiano Dario Argento, Claudio Argento, y estelarizada por Axel Jodorowky & Blanca Guerra, la cinta narra la vida de un niño en un entorno cirquero, y su relación edípica con su madre, quien, sin brazos, tiene que abrazar una enfermiza relación que ambos llegan luego de la infidelidad de su padre y la violación donde la madre pierde sus brazos.
Con una de sus más asombrosas recopilaciones estética, con escenas inolvidables, de las mejores de la historia del cine, que harían acongojar a Argento y desmayar a Fellini, Jodorowsky muestra su más oscuro perfil, y en un circense ritual de marcha fúnebre, la santa sangre se esparse como pocas veces en una joya artística que el surrealismo en cine, pintura o texto podría tener. Fantásticamente recomendable.
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