Documental de Rodney Ascher a veces mal catalgado como película de horror.
La cinta estudia el fenómeno de la parálisis del sueño, tomada desde la perspectiva de varios afectados por la misma, la cual ocurre por las noches a manera de lapsus de horror y traumas subsecuentes que pueden durarles de por vida.
Cuando vi la película anunciada como cine de horror en Netflix fui atraído esperandod ver una trama ficticia muy distinta a la que esperaba; sin embargo si se observa desde el aspecto documental, la película empieza a cobrar un mayor sentido, en cuanto narrativa, imágenes y maneras.
Aunque la línea en la que Ascher trabaja es un tanto lenta, tanto el montaje de Saul Herkis, como la fotografía de Bridger Nielsen hacen que la experiencia visual sea destacada, tirándole incluso a tener la calidad de fotógrafos de la talla de Joshue Hoffine o Marc da Cunha Lopes, lo cual lo vuelve destacada y vence el hecho de la velocidad que el director decide para narrar...
El documental se sustenta sobre todo visualmente, siendo ya a partir de ahí una experiencia destacada, es recomendable, pero sin caer en las expectativas de una historia ficticia.
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