La historia de Lolita, como tal, es más que conocida, pero la trama en resúmen es esto: un viejo maestro escritor (Jeremy Irons) se enamora de Lolita (Dominique Swain), pero para llegar a ella, él debe de casarse con su madre (Melanie Griffith), que cuando se entera de su verdadero propósito huye despavorida y es atropellada, volviéndose ahora Humbert Humber amante y padrastro de Lolita, llevando aquí acabo ya una descarada relación que hace de la historia lo que es; teniendo ahora la relación con celos, jugarretas y un tercer en cuestión, el escritor Clare Quilty (Frank Langella), quien jugará un importante papel en el destino de la inolvidable pareja.
Primero que nada se debe de enfatizar el fabuloso trabajo de Lyne, quien enmarca la historia desde todos los ángulos exponibles desde la tentación vuelta imágenes a el dolor más allá de la razón, de lo que para Lolita resultaba esta retorcida relación; Lyne la hace de una manera estupenda, super noventera -en cuanto estética refiere- y podría decirse como tal que nada le pide a Kubrick en cuanto comparación de trabajos, cada uno lo hace deleitante, cada uno a su manera. A esto aunenle las increíbles actuaciones de Irons y Swain (sobre todo) quienes desarrollan sus papeles enfermizos y 1000% tentativos desde sus respectivas trincheras -ahora vemos porqué del deseo de Castor Troy por la chamaca en Face off-
La cinta está sumamente bien diseñada y es capaz de destacarse por sí misma, una muy bien hecha adaptación, y por supuesto es una pieza totalmente recomendable para fans y neofitos en la historia de Nabokov.
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