Sobre Maximillian Cohen, y su búsqueda por encontrar una lógica numérica en todo, que lo lleva a pedir la ayuda de un grupo de rabinos, y volver de su obsesión el camino a descubrir el nombre verdadero de dios, perdido en la destrucción del segundo templo de Salomón, el cual parece derivar en lo que será, a que no saben qué número.
Sin llegar a ser la mejor obra del director, pero sin duda llevándose de calle a cuanto director experimental chavito quiera en el mundo independiente de las propuestas del cine de arte. Una buena primera mirada a la obra del artista, un extraña recomendación que valdrá la pena conocer sobre todo para los fans del género y el director.

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