jueves, 4 de diciembre de 2014

Exodus: Gods & Kings (2014)

Y en la que podríamos llamar el cierre (hasta ahora) de ésta trilogía epopéyica (no declarada ni anunciada como tal) de Ridley Scott, que incluirían Gladiador & Robin Hood, ahora el director toma a quien podría considerarse a quien ahora llena ese altar antes ocupado por gente como Russell Crowe, el ahora  baticonsagrado Christan Bale; ésta vez dejando de lado los tiempos griegos y los cuentos del siglo XVII/XVIII para contar una de las más importantes historias bíblicas como lo es la historia de Ramsés y Moisés, pero en un año donde una desgracia como lo fue Noah de Aronofsky pone la prueba de cruzar la línea entre contar una historia bíblica viéndose cool (ateamente hablando) y no caer en explosiones, transformers y cuanta estupidez tiene la comparación mencionada.
Moisés (Bale) y Ramsés (Joel Edgerton) viven en Egipto como primos, y en una misión de negocios, Moisés conoce a Nuc (Ben Kingsley), quien le cuenta sus origenes, y tras el chismerrío tanto de ajenos como internos del gobierno egipcio, Ramsés le tiene que exiliar, donde conoce a su familia, a un niño que dice ser dios y le indica que libere a su pueblo... Solo para ir, amenazar y recibir respuesta agresiva a sus amenazas, lo que provoca primero el entrenamiento de los judíos para hacerles los más letales hebreos de la historia, pero al ver su efectividad, el niño dios comienza las un poco cambiadas plagas, que terminan donde todos sabemos que terminan, llevándolos al cruce del mar y a la batalla final entre primos adoptivos.
No logrando la fuerza que en su momento tuvo Gladiador, pero superando sin duda las basofias que fueron Noah y Robin Hood, mucho en parte por lo efectos especiales, que se ven como secuelas de lo logrado en Prometheus, la cinta pasa sin excelencia, pero sin desgracia, aceptable, entretenida, y hasta eso, para su longitud, bastante rápida y resumida, para la gran historia que en verdad es. Muestra esa perspectiva realista, más allá de los fanatismos, para gustar al público ajeno a la religiosidad, pero conserva los aspectos más básicos de la fantastigrandilocuencia que la historia original incluye.
Por lo que si usted ateo, o usted religioso desea verla, pasará un rato largo, pero entretenido de una técnica pulcra en cuanto a construcción, comparable con las más épicas epopeyas del cine, y sin cuestionar sus creencias o sus puntos de vista.








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