Hubo una época, cuéntase, cuando entre Lethal Weapon y El Patriota, cuando Hollywood y la academia, entre las polémicas homofóbicas y su alcoholismo, Mel Gibson era el hijo dorado del cine, y su máxima cumbre de esos ayeres fue Corazón Valiente, que no solo planta las bases para el cine épico del siglo XXI, sino que conquista los premios a mejor película, director, cinematografía, maquillaje y edición de sonido, además de focalizar un estilo que repercutirá hasta el mismo Peter Jackon y el Señor de los Anillos.
Así que dirigida y estelarizada por el polémico personaje, la cinta es una epopeya biográfica sobre le independista guerrero escocés William Wallace, quien desde su infancia se ve sometido por la tiranía de los ingleses dirigidos por el rey Eduardo Longshanks I, quien apunta a sus tropas primero hacia el asesinato de su padre y hermano y más tarde de su esposa Murron McGlannough (Catherine McCormmack) por no dejarse violar por soldados ingleses, por lo que empieza su cruzada para la liberación de Escocia, a la que se le unen desde guerreros como él, como Hamish Campbell (Brendan Gleeson) y Stephen el Loco (David O´Hara), hasta nobles como la princesa Isabel (Sophie Marceu) y el heredero de Escocia Robert Bruce (Angus MacFayden); llevando a sus hombres e ideales a batallas de gloria y algunas de traición, solo para hallar ahí su muerte, y a la vez su legado, la independencia de Escocia.
Una joya que se enturbia por la vida personal del director, quien seguirá prosperando cinematográficamente hablando, pero que sin duda se podría considerar la película más importante de su filmografía, todo antes de volverse el rebelde antisemita que ahora es. Con todo y todo, una gran recomendable, un súper clásico.
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