jueves, 19 de marzo de 2020

Elephant (2003)

Una de mis grandes faltantes de ver, finalmente la he visto, la versión de Gus Van Sant sobre la masacre de Colombine, pero con una mirada minimalista como en esa época le gustaba tanto representar al director.
La historia en sí no tiene protagonista, pese a que en la portada salen John (John Robinson) y su novia ( Alicia Miles), y en un comienzo también se enfoca en Elias (Elias McConnell), uno pensaría que son ellos de los que partiría la masacre; no obstante, ellos se vuelven solo parte de un gigante rompecabezas que termina siendo movido por los dos verdaderos asesinos, Alex (Alex Frost) y Eric (Eric Deulen), quienes en sus primeras apariciones son mostrados como víctimas bulleadas, elementos contextuales que llevarán dentro de la historia a cometer lo que todos sabíamos veríamos cometer. Fuera de ellos, la historia no solo se cierra en estos personajes, pues Van Sant va abriendo cada vez más la narrativa para que una vez suceda el acontecimiento cada estudiante y víctima tenga una relevancia en cuanto a empatía y vuelva del eje de la cinta, el eje trágico algo más nuestro que nos sumerja en el dolor pese a nosotros no haber tenido el infortunio de vivir no solo ese momento, sino alguno de los tantos que se han desatado desde entonces. La pieza termina siendo de narrativa coral con una sencilleza pero complejidad única que le vuelven el producto de culto que todos sabemos es.
El término "Elefante" del título, para quienes no sepan, es referido a dos elementos: La parábola de los ciegos y el elefante, que menciona que un grupo de ciegos para conocer a un elefante tiene que tocar por separado alguna parte del cuerpo del animal, para después, en base a las experiencias de todos se arme una conceptualización, invisible pero tangible, de lo que el ser es; ésto haciendo énfasis en la estructura seleccionada de la narrativa que se logra al ver todas las perspectivas de los personajes del proyecto. La otra mención al título es la del Elefante en la Habitación, que habla de los problemas que están ahí y todos decidimos no ver. Van Sant se ha declarado por ambas explicaciones, y todos sabemos como es la ambiguedad conceptual de algunos artistas... así que es mejor saber ambas versiones.
La cinta es una obligada de ver para los autonombrados cinéfilos... para los demás, pues no está mal para ver pero ya entra en los conceptos de cine de arte, y todos sabemos cómo es el público que disfruta las comedias románticas mexicanas, así que pueden omitir el conocimiento de la existencia de esta excelente pieza cinematográfica.







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