Dirigida por Kevin Kolsch y Dennis Widmyer, la segunda adaptación de la historia de Stephen King se sitúa en el terreno de la era de reboots, teniendo un tráiler pretencioso alejado de la estética y magia de la cinta original, pero advertido en su momento por la crítica tipo Rotten Tomatoes como una de las mejores películas de horror de los últimos tiempos, por encima de Hereditary o The Witch, la cinta se vuelve de los proyectos más prometedores de este año, así que tuvimos que verla y este ha sido nuestro veredicto:
La cinta narra la historia de la familia Creed, quienes se van a vivir al campo y conocen al viejo ese (John Lithgow), del que la cultura pop ha sacado versiones tantísimas veces, el que los lleva al cementerio de mascotas, acá igual se muere el gato y lo entierran en el cementerio... éste regresa maloso, y sucede lo del atropellamiento, solo que en vez de atropellar al bebé, el mishi guía a la hija mayor (Jete Laurence) a ser atropellada por un súper trailer, que le cae encima y todo y ni se desfigura ni nada, solo le queda su ojito chueco... El papá (Jason Clarke) la entierra para revivirla, mientras la mamá (Amy Seimetz) se va con sus papás en su duelo... La niña regresa wanabe malvada, pasa lo que tiene que pasar, etc... ustedes ya saben la historia...
Así que retomando uno de los principales proyectos de King podemos ver un total atropello narrativo y visual que solo por ser lento el principio se le podría asociar con las comparaciones del principio... pues al final lo único que los directores logran es hacer una aburrida película B que ni usando mascaritas para ser película de terror de moda ayuda a hacerle sobresalir...
Honestamente no vale la pena ver pues es de la talla del remake de The Omen de hace unos años... que ni en la tele valía la pena poner...
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