Dirigida por Stuart Gordon, ReAnimator es uno de los clásicos de culto más importantes que el terror haya tenido. Mezclando géneros como el gore puro, el horror, la ciencia ficción y el estilo ochentero medio satírico y de humor bobo, Gordon logra hacer de la historia de HP Lovecraft una joya icónica de la que más gente debería hablar, estando a la par de otros titanes como Evil Dead -no por nada hubo después hasta un cómic donde Ash peleó contra el Dr Herbert West-, y tantas otras películas de zombies que han reemergido con esta nueva moda postwalkingdead; como sea, este gran clásico es una indispensable para los amantes de la sangre y del cine en general.
La historia comienza en Zurich, cuando hay un escándalo en un salón, y un par de profesores con un par de policías vana ver qué pasa, y encuentran a Herbert West (Jeffrey Combs), alumno de medicina, y a otro señor que se le salen los ojos sin razón aparente; los llegados dicen que lo ha matado, él dice que no, que lo ha resucitado... Comienza una música muy basada en el tema principal de Psycho de Hitchcock, y la historia se traslada a E.U.; West llega ahora a una universidad buscando continuar sus inventos de reanimación, llegando con una actitud como de Dr House, pero 1000 veces más pedante, buscando dónde quedarse y concretar la reanimación que tanto anhela; el lugar donde consigue rentar es al lado de Dan (Bruce Abbott), novio de la hija del rector (Barbara Crampton) de la universidad (Robert Sampson), a quien de un momento a otro vuelve su "asistente", y su estatus de noviazgo pondrá en peligro la investigación, y las becas de ambos para con la institución.
Un gato, un musculoso, un suegro, un profesor malvado (David Gale) se vuelven las paradas de las experimentaciones de West, hasta que las cosas se salen de control, y éste resurrecto profesor malvado, el Profr Hill, empieza a usar los experimentos de West a su favor, desatando un clímax zombie reanimado con la sangre y la grotesquería necesaria para entender de donde viene la tendencia japonesa de hoy en día que cubre nuevos clásicos encabezados por magnificencias como Tokyo Gore Police o hasta la americana Planet Terror.
Así que sí, teniendo lo grotezco como bandera, en un cine que claramente viene desde lo iniciado en los tiempos de Wizard of Gore, con secuencias de sexo oral no muerto, tripas mutantes, sobredosis reanimadora, y zombies que no le piden nada a las mejores caracterizaciones de Walking Dead, Gordon hace esa parada obligada que sitúa al estilo en un lugar muy particular entre lo tolerable y lo inconcebible de las posilibilidades del género.
Una película totalmente recomendable con la que todos deberíamos vomitar, y dar seguimiento en su secuela de los 90´s y la tercera parte del siglo XXI... pues una cabeza parlante y una masacre "tecnológica" nunca sobra para saborear.
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