Comenzando con una introducción narrada por el Dr Markway (Richard Johnson), contando los porqué de la casa embrujada, la mansión Hill, y una contextualización para conocer de dónde venimos y a donde vamos; la historia inmediatamente salta a quien realmente será la personaje principal, Nell, quien vive como marginada, de arrimada en casa de su hermana, poco después de la muerte de su madre, a quien cuidaba, pero murió por un descuido de la protagonista; ahora le ha llegado una invitación por parte de Markway para ir a la mansión, y siente que al hacer algo importante finalmente su vida tendrá sentido.
Ya allá, llegan después Theo (Claire Bloom), una personaje lesbiana, de las que se dice es de las primeras en la historia del cine, personaje tratando de llevar a perfiles bajos para evitar la censura; el heredero de la casa, Luke (Russ Tamblyn); y por supuesto el Dr Markway.
Se les advierte que nos se queden de noche, pero obviamente no les importa, así que desde la primer noche los sucesos empiezan a ocurrir, siendo realmente lo más destacado ruidos; una puerta se hincha, Nell siente como que alguien le agarra la mano, dice que el exdueño de la casa, un tal Sr Craine le habla, pero desde como lo narra Wise, todo sí podría estar en la cabeza de la personaje principal, siendo que solo el extravío de la después llegada Sra Markway (Fay Compton) lo más cercano a realmente corroborar el embrujo de la casa...
Con tomas magistrales de Boulton, y un score hipnótico de Humphrey Searle, la película se vuelve una gran brujería fílmica, que con misticismo y paranoia genera el verdadero sentir del film; destacando por supuesto a la par de todo lo mencionado, la actuación de Harris, quien está al nivel de cualquie scream queen, de cualquier época.
La cinta obviamente es recomendable, y sería bueno que se corriera la voz para que más conocieramos la cinta que tan fácil es de encontrar solo con googlear su nombre. Sin duda un clásico, y gran escuela del cine que le seguirá en los años por venir.

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