Dirigida por Guy Ritchie, era uno de los live action que no nos habíamos dignado a ver debido a las malas críticas y -ahora viéndola- falsas acusaciones. Si bien el CGI del genio Will Smith se ve raro, ya llevándola al contexto total de la película ya logra tener sentido -como sucediera con el Dr Manhattan de HBO- pero ya llegando al streaming nos animamos a verla y hemos terminado contentos y satisfechos, como cuando en su momento disfrutamos del live action del Lion King.
La historia, como sucediese en Lion King, está demasiado inspirada en la cinta animada de Disney de 1992, solo que acá comienza con Will Smith contando la historia en un barco a un par de niños, las canciones son las mismas, solo se agregan 2 para ayudar al extra que Ritchie le pone a esta versión para exaltar el empoderamiento femenino; Aladdin (Mena MAssoud) es un ladronzuelo que se encuentra con la princesa disfrazada (Naomi Scott), se enamoran, se separan, y en su intento por reencontrarla, el perico Iago le dice a Jafar (Marwan Kenzari) que él puede ser quien tenga la habilidad para sacar la lámpara de la cueva, por lo que le arrestan -Jafar no se disfraza de viejo para convencerle- y le dice que si le trae la lámpara le premiará con riqueza para que logre conquistar a la princesa; obvio ya sabemos qué pasa y cómo encuentra al genio y todo lo que provoca...
Y si bien todo es casi igual es más que nada el final el que es cambiado casi a su totalidad -si no han visto la original no continúen pues esto puede contener spoilers- pues en esta versión Jazmin está aferrada a ser sultán, nunca es aprisionada en el reloj de arena gigante, jafar es más que engañado malinterpretado por el genio -cuando se vuelve el genio más poderoso del universo- y si bien al genio le ponen una subtrama de enamoramiento con la sirvienta Dalia (Nasim Pedrad), esta historia no estorba, sino ayuda con el carisma de la trama general...
Con todo y esto, y la pésima interpretación de Kenzari como un amanerado Jafar, la película no es mala; sí es muy comparable en hechura con la nueva Rey León, y créanme que no perderán el tiempo viéndola si entretenerse es el cometido de visita -igual que en la original-, así que ahí ha quedado una de las faltantes de este blog debido a los prejuicios que los dimes y diretes provocan en los que se dejan llevar por el chismerío de las redes sociales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario