domingo, 3 de marzo de 2019

The Killing of a Sacred Deer (2017)

Otra de las muy mencionadas del nuevo héroe de culto de las redes sociales, Yorgos Lanthimos, una distribuida como horror B en el circulo idiota distribucionista que está más cerca del cine de arte de monstruos como Von Trier o hasta Kubrick que lo que solemos ver como cine de horror B semana a semana expuesto en las salas de Cinépolis; así que hasta que empezó este auge del director muchos de nosotros le prestamos atención a esta cinta que qué triste no haberla pelado cuando estuvo en las grandes salas.
Estelarizada por Collin Farrell, a quien se jala de su trabajo en The Lobster, la cinta comienza contando una rara relación entre Farrell, interpretando a un cirujano llamado Steven Murphy, con un más raro joven llamado Martin (Barry Keoghan), pareciendo primeramente una relación pedófila que haría ver a Call me by your Name como un romance light e insignificante, pues la tensión y misterio sexual al principio hasta llega a ser molesto; poco a poco iremos viendo el verdadero significado de la relación de ambos, que irá involucrando a la familia de Murphy (Nicole Kidman, Raffey Cassidy y Sunny Suljic) y la mamá de Martin (Alicia Silverstone) volviéndose cada vez más enfermiza y misteriosa esta historia entre más vemos de qué es lo que realmente sucede entre los personajes.
Sí, mi argumento es revuelto y un tanto sin sentido para evitar spoilerear, pero si creían que Lobster tenía significados ocultos y bizarrez en su todo, El Sacrificio del Ciervo Sagrado nunca termina de explicar qué es lo que realmente pasa y eso es lo que la vuelve tan relevante  en este momento tan cercano a la llegado de Lanthimos a la sala principal de la academia con su más normal película La Favorita.
Destacando la unión entre Lobster y Killing gracias al personaje de Farrell que cada vez le echa más ganas para ser un personaje de culto, y la presencia de Thimios Bakatakis que marca mucho de la visualización que se verá fotográficamente hablando en La Favorita, pues sus tomas ayudan a destacar una belleza visual digna de The Shining o fotógrafos leyenda como Jeff Wall, aunado a la excelente musicalización por parte de Franz Schubert, le vuelven una película de culto instantanea, justificando enteramente las habladurías en las redes que para nada se ven ahora como sobrevaloraciones, sino un juicio justo para esta pieza tan única como pocas veces llegamos a ver.
Ya hemos notado que el ritmo de rareza del director ha bajado en La Favorita, creando una pieza más clásica y condescendiente con la academia, pero seguro urge conocer más de lo que será de esta gran promesa griega del cine de la que queremos ver más y más películas en los años por venir.












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