8 años después de la historia del hombre de la selva, Tarzan (Skarsgard) y Jane (Margot) ya viven en Inglaterra, en una nueva vida civilizada; sin embargo, allá en la jungla, el jefe de una tribu, Mbonga (Hounsou) hace un trato con el mega malo colonizador de africa, Moss (Waltz) para que el belga le traiga a Tarzán a su alcance para matarlo com venganza de la muerte de su hijo, en manos del crecido entre gorilas, y el jefe le dará unos codiciados diamantes que su tribu respalda. Moss engaña a medio mundo para llevar a Tarzán de vuelta a Africa, pero no viene solo, Jane y un diplomático gringo (L Jackson) le acompañan por motivos distintos; llevándoles a una nueva aventura que reafirmará a Tarzán como el señor de las bestias, y al hombre blanco occidentalizado como la máxima plaga que el mundo haya albergado.
Entonces sí, la cinta tiene todo lo que esperamos, gorilas, leones, el grito de Tarzán, un colonizador malvado, una Jane muy guapa, tribus africana buena onda, y más, un ataque animal contra una invasión humana, y más, más mucho más; teniendo que quizás sea la falta de carisma de Skarsgard el principal factor para restar puntos a la película; como sea, gracias a gente como Waltz y Robbie la cinta sale a flote, y entre tomas muy parecidas a la estética de Salgado, el proyecto se vuelve de lo mejor que este verano cinéfilo ha tenido... -sí, no ha sido tampoco el mejor verano cinéfilo, pero eso no vuelve mala la película-
Medio tibia, medio no, medio vertiginosa, medio no; la cinta sí es recomendable sin esperar ver ni el mejor trabajo de Yates o sus participantes, pero sí como una opción aceptable para aquellos que no sabemos que ir a ver en este casi desértico periodo veraniego del 2016.

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