Y ya dentro de los clásicos mexicanos de los 60´s destaca la cinta de Juan Ibáñez, Los Caifanes, la cual se vuelve un hito cultural en una década tan socialmente compleja pues denota todos los matices culturales de la globalización popular, la nueva moralidad, y las diferentes tinturas de pensamiento que se sucitan no solo en México, sino en todos los países. En este caso, tras el concurso de cine experimental de donde se genera el compendio Amor amor amor, Juan ibáñez sigue con su racha y nuevamente ayudado por Carlos Fuentes nos cuentan este peculiar encuentro entre la culta clase superior y la poética y libre clase popular, contando la memorable historia de Jaime (Enrique Álvarez Félix), Paloma (Julissa) y los Caifanes (Sergio Jiménez, Óscar Chávez, Ernesto Gómez y Eduardo López).
La historia entonces comienza en una fiesta a gogó como sacada de una escena de la nouvelle vague, pura gente bien se divierte y goza de los placeres de la alta sociedad. Jaime y Paloma se separan del grupo para cachondear, pero la lluvia les agarra y tienen que refugiarse en un carro ajeno que estaba abierto; la lluvia baja y el dueño del carro aparece y les pregunta qué hacen dentro de su carro, ellos le explican y dicen que ya se van; que pedirán un taxi para ya llevarlos a sus casas. No obstante, el dueño, El Gato (Jiménez), dice que no hay problema, que él los lleva, solo que sus amigos irán en el carro con él; sus amigos son la banda conocida como los Caifanes; Jaime y Paloma aceptan el ride, pero el Gato se desvía del camino, asustándolos, ya luego les explica que solo va a cargar gasolina; y ya estando en la gasolinería ellos les platican que se dirigen a un cavaret a pasar la noche. Paloma se emociona del plan y le pide a su novio que les acompañen para ver cómo es la fiesta y noche de la clase popular. Jaime, aunque no lo desea, acepta y entonces comienzan una aventura que dura toda la noche, teniendo no solo el cavaret como único destino, sino que van a varios lados de la ciudad de México, y se van mostrando las diferentes facetas de la noche citadina como realmente sucedían en ese entonces y normalmente el cine mexicano no mostraba.
Así que a pese ser una película de base cómica, la cinta tiene su legado en eso, en denotar las diferentes caras de la sociedad mexicana que no se solían mostrar realmente en el cine, al ser éste fundamentalmente un arte de alta sociedad por su costo de producción.
Contando en su reparto con gente como Monivais y Tamara Garina, la cinta se vuelve un imprescindible de la cinematografía mexicana al grado de estar en el puesto 58 entre las 100 mejores películas del cine mexicano de la revista Somos.
Así que si no la han visto búsquenla, analícenla y sean ustedes quienes dan la última opinión.
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