martes, 14 de julio de 2015

Jaws (1975)

Una de las más influyentes cintas de todos los tiempos, una dictadora de tendencias hasta hoy en día, y no solo en la tan utilizada moda de los mockbuster, sino que desde los éxitos y campañas de verano a películas de acción como mayores metas del mercado hollywoodense, el primer gran hit de la leyenda Steven Spielberg es una joya de la cinematografía de todos los tiempos, y ese proyecto basado en la novela del mismo guionista Peter Benchley que al principio no tenía ganas de dirigir, fue el primer paso agigantado a su inmortalización y el primer tabique de esa gran edificación de legado que ese ícono del cine significa.
La cinta nos narra el verano en Amity Island, en fechas alrededor del 4 de julio, cuando una chica es asesinada aparentemente por un tiburón, y se crea el dilema de cerrar o no, en una fecha tan importante, las playas; por un lado está el alcalde (Murray Hamilton), quien cree que esto es muy exagerado para cerrarlas, y decide que es mejor ignorar el peligro para no afectar la economía de la isla; y por el otro, encabezando el lado de la conciencia está el jefe de policía Brody (Roy Scheider), quien es el que empieza la caza del tiburón y busca ayuda para resolver el problema; el oceanógrafo Hooper (Richard Dreyfuss), experto en tiburones y sus distintos estilos; y finalmente el viejo clitché cazador de tiburones Quint (Robert Shaw), sí, el que rasga el pizarrón en medio de una junta del pueblo. Por lo que entre el dilema económico y la seguridad de los amitylienses ahora debe de cazarse o no al pez más maldito que jamás el cine hubiera filmado.
Por lo que, así como la oímos hoy en día, no distaría mucho de cualquier mock de psy-fi ¿no? sin embargo, las maneras, el fabuloso y legendario soundtrack de John Williams, las secuencias, el épico zolly, el moustroso tiburón falso, las tendencias marcadas, la rara línea entre aventura y horror, la respuesta del público, los premios ganados (montaje, banda sonora, sonido) y la repercusión en cada uno de los directores posteriores a la traducida "Tiburón" la hacen un clásico absoluto que cualquier cinéfilo de ayer, hoy y mañana debería conocer.
Sí, a Spielber se le critica de 1000 maneras, pero este es un ejemplo del porqué este señor es uno de los absolutamente indispensables del séptimo arte.








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