miércoles, 16 de octubre de 2013

Después de Lucía (2012)

Dignamente ganador del premio "Una digna mirada" en Cannes, la película de Michel Franco estelarizada por Tessa Ía usa como pretexto la historia de bullying para mostrar una estética sobre la nostalgia y el efecto del cambio y la tristeza desde la perspectiva del entristecido y el que percibe la tristeza; si acaso se le ha tachado primeramente que su valor es la trata de la temática es por la situación contextual del mundo para con el tema del acoso, que parecen muchos no recordar que existe desde siempre, no desde hace 13 años; pero bueno, dejando de lado las desviaciones para el éxito que la cinta tuvo, la cinta tiene tiempos muertos para la contemplación y da un muy buen inicio de popularidad del director dejando con buenas expectativas a los que hayan visto la película.
Sobre un padre y su hija que acaban de perder a su matriarca, ellos viajan a la ciudad para reestablecerse, sin embargo, los compañeros de Alejandra (Ía) empiezan a tomarle la medida y empieza una serie de abusos que el padre, interpretado por un menospreciado Hernán Mendoza, no se da cuenta, debido a su extrema tristeza, y ya que sabe de qué pasa a su alrededor es demasiado tarde, y tendrá que tomar acciones extremas al respecto.
Una de las mejores cintas mexicanas de su generación, esperando que entre todo el ambiente hipster que envuelve al medio artístico mexicano, no sea solo un destello en un país decadente, y sus tramas y proyectos crezcan y no se apaguen repentinamente, hay posibilidad grande de la persistencia de calidad en el trabajo de Franco.








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