Sin duda una de las películas más conmovedoras de los últimos tiempos es la tercera cinta del director Steve McQueen, que, con un elenco encabezado por Chiwetel Ejiofor, acompañado de Lupita Nyong´o, Brad Pitt, Michael Fasbender, Sarah Paulson, Benedict Cumberbatch, Paul Giamatti, Paul Dano, Quvenzhane Wallis, entre otros, hacen sin duda una película de drama justa para el tiempo que pareciera haber iniciado con esa declaración de lo que fue Django Unchained de Tarantino, sobre la hipocrecía norteamericana de tachar al mundo de los enemigos de la libertad, cuando en las entrañas de su país Dante mismo jamás hubiera podido describir esos horrores que ni a Hitler mismo se le llegaron a ocurrir.
Sobre la vida de Solomon Northup, un afroamericano libre, músico, autosuficiente, en vías de superación económica para él y su familia, que es secuestrado por un par de blancos fraudulentos que le hacen creer que se va de gira musical, le venden a un esclavista (Giamatti), y éste lo vende primero a un hombre "bueno" (Cumberbatch), pero que rodeado de otros hillbillies promedio tiene que pasar a Solomon a otra plantación, donde lidera un asqueroso racista, violador y aprovechado (Fassbender), y de una u otra manera Solomon tendrá que encontrar el camino que le regrese a su libertad...
La dantesca aventura de Solomon, basada en el libro biográfico del protagonista, entonces es parte de ese desenmascaramiento de lo que Estados Unidos alguna vez fue, y finalmente puede ser mostrado en la gran pantalla, dejando de lado esa hipocrecía de cintas como La Lista de Schindler, entre otras, que aunque grandes tragedias también fueron, jamás se debería de clamar que es narrada por esos de la malamente llamada "tierra de la libertad".
Musicalizada por un emotivo Hans Zimmer, sin duda, el legado de la película es trascendente tanto por su tema, su contexto y su calidad. Una excelente película que bien perdurará en la historia del séptimo arte.
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