jueves, 5 de noviembre de 2015

Goldfinger (1964)

¿Qué tiene de innovador la tercer cinta del 007? Para empezar Terence Young deja la dirección tras una muy buena From Russia with Love, para dar paso a Guy Hamilton quien tras el éxito de las dos cintas anteriores ahora cuenta con un presupuesto que supera a las cintas pasadas combinadas; y por otro lado está la introducción de un villano totalmente nuevo por el que hasta la cinta obtuvo su nombre, así es, el mítico Goldfinger, interpretado por Gert Frobe tras el rechazo al papel por parte de Orson Welles... no obstante la cinta se vuelve un fenómeno pop que inspira cientas de parodias y homenajes, teniendo quizás aquí la gema primera de la saga de James Bond.
Otra vez con Sean Connery en el protagónico, ahora la misión de Bond es seguir al villano ya en la mira, conocido por distintos fraudes y asesinatos aún por probar. En su misión Bond va conociendo a una que otra chica bond que termina asesinada por Goldfinger como respuesta a los intentos del villano por concretar distintas tretas y que Bond se las frustre... cuando el malvado se cansa del agente fácilmente le captura y comienza el clitché del villano que prefiere conservar a su rival vivo para que vea concretarse su objetivo antes de matarle despiadadamente. El plan final de Goldfinger es contaminar el fuerte Knox con radioactividad para que, una vez contaminadas las reservas de oro de Estados Unidos, su oro en el extranjero valga mucho más. Su objetivo entonces planea lograrlo a los ojos del agente fisgón con ayuda de su supersexy ayudante Pussy Galore (Honor Blackman) y su superpatiño coreano Oddjob (Harold Sakata)... sin embargo, Goldfinger no cuenta que mínimo por el lado de Galore, el 007 cuenta con el arma más poderosa de su artillería: la seducción.
La gran superproducción del 007 supera a las dos cintas anteriores y en toda su construcción se vuelve el fenómeno pop que la saga es, además de establecer los arquetipos del agente secreto con permiso para matar y sobre todo para ligar. El preupuesto permite escenas más caras, gadgets increíbles (tanto de Bond como de Goldfinger), además de una buena carga de explosiones y piruetas aereas que en las cintas anteriores jamás hubieramos podido gozar.
Otro elemento relevantísimo a mencionar es la presencia de la canción Goldfinger como el tema de la cinta; cantada por Shirley Bassey, la canción se vuelve casi tan icónica como el tema principal de la franquicia. La canción refleja la elegancia del agente inglés además de la emoción, el vertigo y las distintas complicaciones que el 007 vive en esta película, y le seguirá repercutiendo en las entregas por venir.
La película es una absoluta recomendación, y seguro con esta entrega específicamente usted podrá saciar las dudas de porqué en todas las películas, series y caricaturas recientes ponen al agente secreto de la manera en la que lo ponen. Si usted es cinéfilo véala, si usted gusta de la acción véala, si tiene dudas véala, ninguno se arrepentirá, una gran película, un gran ícono.







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