jueves, 4 de febrero de 2016

Rocky IV (1985)

El paquete Rocky regresa, con los mismos ingredientes que en las otras tres películas; dirigida, escrita y protagonizada por Sylvester Stallone, al lado de Talia Shire, Carl Weathers y Burt Young, anexándose aquí Dolph Lundgren y Brigitte Nielsen en los papeles némesis en turno.
Los años han seguido pasando y ahora Rocky (Stallone) es toda una eminencia pugilísta. Un boxeador ruso, Ivan Drago (Lundgren) viene a América a retarle para lograr ser el mejor del mundo, todo en una pelea amistosa que deja al título de lado; Rocky aceptará, pero Apollo Creed (Weathers) le pide que le deje la pelea a él, que quiere probar que aún tiene su mojo... Rocky le deja; así que el evento se llevará a cabo en un estruendoso escenario extremadamente gringo en las Vegas... es tan agringado que hasta para la presentación de Creed,  James Brown abre el show. La pelea inicia y desde el careo Apollo se da cuenta qué sucederá... Dos rounds y el amigo de Rocky no solo cae knockeado, sino muerto... Drago y su gente tienen que dejar América pues lo tachan de asesino, pero no sin antes retar a Rocky a un enfrentamiento entre ellos, solo que esta vez en Rusia.
Rocky, Adrian (Shire), Paulie (Young) y ex entrenador de Apollo, Duke (Tony Burton) parten a entrenar en las montañas soviéticas para llevar a cabo la batalla del siglo, una que no solo se ha vuelto personal, sino que definirá el rumbo de las dos naciones que encabezan la guerra fría.
Así es, al final Rocky 4 tiene un discurso político al respecto, dejándonos saber Stallone su impresión sobre esa situación pseudobélica que tantos años aterró Este y Oeste con siscadas de uno para el otro...
En esta ocasión el soundtrack queda a cargo de la canción Living in America de James Brown y One Way Street de Survivor, dejando de lado el Eye of the Tiger y el tema principal de las primeras entregas.
Entonces esta super ochentera producción que hasta robots tiene, puede empezar a caer en lo bobo y exagerado por el contexto temporal, pero con el buen llevamiento de Drago y Ludmilla (Nielsen), que no son tratados literal como enemigos, sino como dignos contrincantes, el papel de Rocky no se deteriora y se presenta como una continuación a lo ofrecido en las películas pasadas.
La película sí es recomendable, pero no le llega ni a los talones de la primera, que a nuestro gusto es la joya de la saga; no obstante es bastante entretenida y mantiene los pros -en su mayoría- mostrados a lo largo de la franquicia.





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