Sobre la línea de Strangers y La Venganza de la Casa del Lago, el director Adam Wingard, quien ya había participado en otras cintas como V/H/S, de manera casi secreta, por la poca difusión, nos trae una historia que podría subtitularse "hijos malagradecidos y ganas de tomar elementos buenos de otras películas y apropiárselos".
Para comenzar platicaremos la perspectiva optimista, que radica en las bien llevadas escenas gore, donde destaca una escena con la licuadora, el buen manejo de la protagonista, Sharni Vinson, que nos traslada inmediatamente a La Venganza de la Casa del Lago, por ser una víctima negada a ser victimizada, pero llega a caer en Mi Pobre Angelito (Home Alone), por sus trampas bien elaboradas, que ya habíamos visto como aquella entrega de Masters of Horror donde se involucra a una mujer hozada y a un asesino llamado Moonface, y bueno, la máscara ya un poco trillada, que desde Michael Myers ya se había puesto en onda, pero poco a poco se va gastando hasta las bien usadas en Strangers; las de esta cinta parecen elegidas luego de ver la WWE y conocer a la familia Wyatt.
En cuanto a lo pesimista, la película es previsible, es un poco obvia una vez que conoces a los personajes, de los cuales solo Erin destaca, los demás son planos y totalmente desechables; y el punto peor en la cinta empieza cuando uno de los villanos empieza a romper una puerta con un hacha, que instantaneamente nos recuerda a The Shinning, sonríes, recuerdas y bang, empieza la música muy del estilo de la mencionada, y podría ser coincidencia, pero reaparece un par de veces en la película revelando el intento del compositor Mads Heldtberg por ser una copia barata de Wendy Carlos.
Una cinta dominguera que no es horrenda, pero es un link mal hecho a muchas otras cintas anteriores que sí logran relevancia por sí mismas.
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