lunes, 2 de junio de 2014

Star Wars: Episode IV - A New Hope (1977)

¿Cómo no crear una leyenda infinita si en la licuadora que en ese entonces era la cabeza de George Lucas la enciendes teniendo dentro desde Flash Gordon y Buck Rogers a Odisea en el Espacio 2001, Kakushi Toride No San Akunin de Kurosawa o hasta el mismo poema de Beowulf? Pues en pleno Cannes, solo con THX 1138 en su historial, Lucas consigue aprobación para dos proyectos, siendo el primero American Graffiti, y el segundo la que sería la historia de Luke Starkiller: StarWars; pero el camino desde ahí aún fue largo, entre que los estudios iban y venían, entre que le rechazaban los guiones, entre que él no estaba a gusto, entre que no creía que su historia fuera contable, pues aún no existían los efectos especiales, Lucas acabó en un casting al lado de Brian DePalma repartiendo actores para cada uno de sus proyectos, Lucas para Star Wars, DePalma para Carrie, teniendo cada uno su respectivo éxito, pero sin duda lo logrado por Lucas el hallazgo mayor que la ciencia ficción jamás haya visto.
Sobre la resistencia de la Alianza Rebelde en contra del Imperio Galáctico, en la cual la princesa Leia, interpretada por Carrie Fisher, del planeta Alderaan logra ejectar de la nave, en la que el malvado Darth Vader (David Prowse con la voz de James Earl Jones) la tiene prisionera, a dos androides con un mensaje de auxilio dirigido para el jedi auxiliado Obi Wan Kenobi (Alec Guinness), pero lo recibe un chavito granjero llamado Luke, interpretado por Mark Hamill; una vez que lee el mensaje él y los androides buscan a Obi Wan, y juntos empiezan su odisea de rescate donde conocerán al contrabandista Han Solo (Harrison Ford) y su ¿amigo? ¿mascota? ¿fetiche? Chewbacca (Peter Meyhew), que les ayudarán a liberar a la princesa, y más tarde, aliados a los rebeldes, a destruir el centro de mando del Imperio, la Estrella de la Muerte, en su cruzada por la justicia en el universo, aún cuando las vidas de los mismos personajes centrales se ponga en juego.
Sumándole a todo que Lucas tuvo que inventar una empresa de efectos especiales (Industrial Light & Magic) para poder realizar la película, y que se juntó con un compositor John Williams que haría de su ópera galáctica la máxima cinta del género gracias al seguramente más conocido score de la galaxia; la cinta actualmente se considera patrimonio cultural, en su momento batió records de taquilla, arrasó en los óscares (dirección de arte, vestuario, efectos visuales, montaje, Banda sonora, sonido y un premio especial al mérito) y marcó la vida de millones alrededor de la Tierra (contándose entre ellos James Cameron quien cuenta que tras salir de ver Star Wars es cuando decide volverse director), la película es el hito de la ciencia ficción, la piedra angular de los efectos especiales, el coco del cine clasicista, el motor del cine de blockbusters, la leyenda unificadora de culturas del este y del oeste. Una absoluta magnífica que permanecerá inmortal como pieza de arte y testimonio de la humanidad en nuestro paso por el tiempo.








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