domingo, 9 de febrero de 2014

Trainspotting (1996)

Aunque no es su ópera prima, sin duda es su primer gran hit, y la primer señal de su trascendental carrera, la cual ha inspirado al poderse considerar uno de los gigantes de su generación, comparándose solo con otros titanes cinematográficos como Darren Aronofsky, Danny Boyle es un ícono generacional, y una leyenda cinematográfica en vida, y Transpotting es la primera joya de su largo legado fílmico cuya fuerza a marcado historias ajenas a lo largo del globo.
Basada en la novela de Irvine Welsh, la cinta narra la historia de Mark Renton (Ewan McGregor) y sus amigos drogadictos, Spud (Ewem Bremner), Sick Boy (Jonny Lee Miller), Tommy (Kevin McKidd), el sociopata Francis Begbie (Robert Carlyle) y el narcotraficante Swanney (Peter Mullan); sobre cómo la pasan, cómo se drogan, cómo se divierten, cómo se destruyen, cada uno con sus respectivos problemas que van individualmente a declives distintos, que, con un humor ácido muestran a la autodestrucción como un divertido y cítrico final.
Teniendo entre todos los formantes del club algunas de sus mejores actuaciones, y pudiéndose comparar solo con otros nuevos clásicos como Requiem for a Dream, Trainspotting es una épica drogadicta que marca ciclos, y trasciende como pocas cintas lo logran, se torna un clásico instantaneo, y con ayuda de ese pegajoso y adoc score de Damon Albarn, incluyendo música de Iggy Pop u Underworld, la película es una joya cinematográfica de todos los tiempos, que marca el estilo de excelencia del que Boyle se pavoneará merecidamente por el resto de su carrera.






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