miércoles, 8 de enero de 2014

Inland Empire (2006)

Ya con un trayecto trazado, las libertades de las que goza David Lynch son las de un artista de la talla de Picasso, donde lo que haga recibirá aplausos, sin embargo Lynch no debe caer en el abismo de las facilidades en el que caen muchos artistas, de cualquier area que se diga; así que en su mente surreal, libre y creativa, el director desecha sus carísimos y estorbosos rollos de película y pasa a los medios digitales, utilizando para grabar su película enteramente una cámara Sony DSR-PD150, y contando con la libertad de que la pieza esté carente de guión, a sabiendas de sus actores, que a cada día que llegaban al set la pieza se desarrollaba simplemente por guía de las bases básicas del surrealismo: El uso del inconciente como maquinaria máxima de la creación.
Así que en un ir y venir, en el devenir fílmico más surreal y estridente del máximo surreal y estridente, actores de la talla de Laura Dern, Jeremy Irons, Justin Theroux, Julia Ormond, entre otros, más secuencias de su serie de videos sobre conejos en un andar social (no animales domesticados circenses, sino como humanoides oníricos), todos son partícipes de los cajones mentales del director, musicalizados por el siempre presente Angelo Baladamenti, y otros nuevos elementos sonores para Lynch como Nina Simone, la cinta es un viaje épico a las pesadillas/memorias/sueños de lo que pudo no pudo haber existido en una de las más brillantes mentes de Hollywood hoy en día.
Una difícil cinta para recomendar por su extremo grado de surrealismo, pero si usted tiene la capacidad de entendimieto libre del corporativo hollywoodense, o está dispuesto a entrar por las puertas de la mente del artista a través del vehículo cinematográfico, arriésguese, y adelante, pues David Lynch es un universo, y no uno fácil, sino tan simbólico como el actuar y recorrido humano a lo largo de la pregunta ¿porqué? ¿para qué? ¿qué?






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