Así que en un ir y venir, en el devenir fílmico más surreal y estridente del máximo surreal y estridente, actores de la talla de Laura Dern, Jeremy Irons, Justin Theroux, Julia Ormond, entre otros, más secuencias de su serie de videos sobre conejos en un andar social (no animales domesticados circenses, sino como humanoides oníricos), todos son partícipes de los cajones mentales del director, musicalizados por el siempre presente Angelo Baladamenti, y otros nuevos elementos sonores para Lynch como Nina Simone, la cinta es un viaje épico a las pesadillas/memorias/sueños de lo que pudo no pudo haber existido en una de las más brillantes mentes de Hollywood hoy en día.
Una difícil cinta para recomendar por su extremo grado de surrealismo, pero si usted tiene la capacidad de entendimieto libre del corporativo hollywoodense, o está dispuesto a entrar por las puertas de la mente del artista a través del vehículo cinematográfico, arriésguese, y adelante, pues David Lynch es un universo, y no uno fácil, sino tan simbólico como el actuar y recorrido humano a lo largo de la pregunta ¿porqué? ¿para qué? ¿qué?

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