El segundo largometraje del autor Tim Burton tiene más el estilo que perdurará a lo largo de su filmografía, desde los ojos, lo oscuro, lo surrealista estridente hasta la ironía y el humor negro en su narrativa, y quizás es una de las más originales cintas que el director haya realizado.
Estelarizada por Michael Keaton, Alec Baldwin, Geena Davis, Winona Ryder, Jeffrey Jones y Catherine O´Hara, la historia narra la muerte de los Maitland, quienes tras su tragedia regresan como fantasmas a habitar su antigua casa, sin saber que una codiciosa vecina de bienes raíces ya la había vendido a una excéntrica familia de la ciudad, quienes la remodelan y deciden cambiar de tajo todo lo que la casa significaba, por lo que los Maitland hacen lo imposible dentro de sus posibilidades fantasmales para correr a los nuevos inquilinos, algo que de un hecho a otro los lleva hacia un fantasma bioexorcista llamado Betelgeuse, quien con malos modos se propone sacar a los Deetz de la casa, encontrándose en medio de su autodeterminada misión el gusto por la hija Deetz, Lydia, con la que decide casarse solo porque sí.
Contando con un soundtrack mágico que mezcla el estilo personal de Danny Elfman, y un calipso por parte de Harry Belafonte, y una dirección de arte dirigida por el mismo Burton, Bo Welch, Tom Duffield, Steve Laporte, entre otros que consiguen el oscar a mejor maquillaje, la cinta es una incuestionable joya de la cinematografía fantástica y fantasmal, empieza un legado autoral que a la fecha marca tendencias en estilos fílmicos, artísticos y de tribus urbanas, además de ser un absoluto homenaje al gusto personal del director, quien se autovanagloreará a lo largo de su filmografía para placer del público que conquistó por décadas y décadas por venir.
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