Un tiempo muy existencialista fue el final del siglo XX con películas como Matrix, Dark City, Edtv, entre otras tantas más, parecía que esa cúspide tecnológica inspiraba a todos a escribir nuevas teorías existencialistas sobre el mundo mediático que nos rodeaba; el Y2K estaba a la vuelta de la esquina, así que ¿porqué no cuestionar nuestro entorno, nuestras maneras y hasta nuestros más ínfimos cuestionamientos sobre el qué y el porqué?
Dentro de esta tendencia entra Truman Show, la película dirigida por Peter Weir que ayudó a Jim Carrey a enseriecer su carrera en ese lapsus que quería seguir siendo chistoso pero tomado en serio. Weir termina ayudándolo en este deseo consiguiendo varias nominaciones al óscar y hasta globos de oro para Carrey y Ed Harris. Con el tiempo la cinta ha sido un tanto dejada de lado, pero sigue persistiendo como lo mejor del director, del estelar, y una más de las tantas cintas existencialistas de cambio de siglo que marcaron a tantos cinéfilos de nuestra generación.
La historia narra la vida de Truman (Carrey), el primer humano legalmente adoptado por un estudio de televisión -¿Videodrome recargado?- para hacer un reality dentro de un domo, que se considera una de las maravillas del mundo, que contiene una isla con miles de extras, donde Truman vivirá como una persona normal, pero grabando cada movimiento e idea que le suceda...Solo que controlar las desiciones de un humano no es tan fácil como al director Kristoff (Harris) le parecería, teniendo el primer dilema durante su adolescencia, cuando Truman se enamora de una extra (Natascha McElhone), en vez de la chica contratada para ser su amor de secundaria... La extra, Sylvia, también se enamora de él, por lo que no puede privarse de tratar de decirle la verdad, pero cuando Kristoff ve esto interrumpe la surrealista escena y corre a Sylvia, quien ahora se dedicará a tratar de boicotear el show desde afuera del domo. El tiempo pasa, y Truman conoce a Meryl (Laura Linney), contratada para ser el amor de su vida, así que termina casándose con ella.
Los siguientes años son tranquilos, estando al lado de su esposa, saliendo con su mejor amigo (Noah Emmerich), entre otras tonterías cotidianas de cualquier persona; pero esa duda sobre la realidad se irá acrecentando día a día hasta que Truman toma en serio el cuestionamiento de su realidad e intentará conocer la verdad cuéstele lo que le cueste.
La película termina siendo una genialidad, siendo del director uno de sus dos más increíbles proyectos (el otro es la Sociedad de los Poetas Muertos), y de Carrey una de sus más increíbles películas, en un muy satisfactorio periodo (más o menos en ese tiempo entra a otros clásicos proyectos como Eterno Resplandor de una mente sin Recuerdos y El Lunático), terminando siendo la película una joya de su momento...
El tiempo pasó y la gente ha dejado de hablar del film conforme los días transcurren, pero cada vez que uno tiene la oportunidad de gozar un tesoro como éste debería darse el tiempo de revivir la existencia prostética de Truman, y el universo mediático que si en los 90´s ya se veía así, uno podría imaginar cómo sería un Truman Show de este temprano siglo XXI -George Orwell regresaría de su tumba para corregir uno o dos datos de su 1984-
Entonces la película es una absoluta recomendación que mal recordada ha sido y que más y más gente debería de conocer, honrar y tomar más que en serio; sí, el ojo es igual de conspiracionista que usted...
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