Ivan Grozny (1944)

Cuando Sergei Eisenstein había demostrado su virtuosismo en las salas de cines de todo el mundo, y con el apogeo soviético stalinista, en su megalomanía Stalin, que decía que era igual al zar Ivan IV de Rusia, en agallas e historia, pide al director que le haga una película sobre el zar con la grandilocuencia que una historia como esa, una historia de superación y fuerza podría ser, algo a la par de las grandes producciones hollywoodenses que pusiera a Rusia en el panorama de los gigantes técnicos.
Iniciando la cinta con la coronación del zar Iván, El Terrible, quien será interpretado magnánime por el actor Nikolay Cherkasov, en uno de los papeles más legendarios de la historia del cine, la historia se desarrolla primeramente en un discreto triángulo amoroso entre el zar, la tzarina Anastasia (Lyudmila Tselikovskaya) y su mejor amigo Kurbsky (Mikhail Nazvanov), el cual es irrelevante comparado con los desórdenes que se desencadenan en Rusia en pro de la caída del zar, insitándole incluso al suicidio, algo que se pinta leve al revelar que los verdaderos peores enemigos son el grupo llamado los boyardos y su tía Efrosina Staritska (Serafima Birman) y su hijo Vladimir (Pavel Kadochnikov), quienes planeaban quedarse con el poder, por lo que al envenenarlo, todo parece listo para el remplazo; sin embargo se frustran cuando Iván resiste y sobrevive, solo para ver morir a su tzarina, provocándole una ira nueva que le hará gobernar a Rusia como nunca antes alguien lo había hecho, comenzando todo con la convocación de sus subditos en una de las escenas más grandiosas que se había filmado jamás.
La primera parte de la que se planearía como trilogía es un éxito tremendo para con el público y su solicitante, Stalin, se vuelve tan épica como El Acorazado Potemkin y reafirma a Eisenstein como EL director ruso, la potencia del este ahora tiene un titán de su lado.
Extremadamente recomendable, una joya como ésta no se puede dejar pasar en absoluto, pues tanto el director como su protagonista, Cherkasov, se lucen y reafriman la legitimidad del arte cinematográfico a cada minuto de la titánica película.