Estelarizada por el incambiable Christopher Walken, y por en aquel entonces desconocido Viggo Mortenssen, la cinta dirigida por Gregory Widen es super noventera, y narra el fin del mundo desde la perspectiva de esa época.
Buena para su época, pero risible ahora, la película tiene tintura como Constantine, pero con los efectos especiales pobres adoc a su época, y tratada como se trataba a estas cintas (de acción, de apocalipsis) como algo muy serie B.
Super X para ver ahorita, buen logro para aquellos ayeres.
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