Teniendo en cuenta que quizás su último gran super hit fue en 1994, 21 años después Robert Zemeckis la próxima gran cara del cine -quasiapagada por 21 años- vuelve a echarle todas las ganas del mundo, jalando a Joseph Gordon Levitt para realizar uno de sus más logrados personajes, y basado en la gran aventura de Philippe Petit cruzando las torres gemelas, finalmente podemos decir que tener a Zemeckis de vuelta ha valido la pena, pues, aún cuando la traducida como En la Cuerda Floja no es ni cerquita Volver al Futuro o Forrest Gump, sin duda es de las mejores producciones del año, logra el uso del 3d como casi ninguna película lo hace y explota a un gran favorito de Hollywood como debería de haber pasado desde tanto tiempo atrás.
La historia la cuenta el mismo Petit (Levitt) en retrospectiva, contando cómo creció y se enamoró de las artes cicenses, se bohemizó y finalmente decidió, al conocer el proyecto en un periódico, hacer su acto en las torres gemelas a como dé lugar... Pero eso no sería fácil, pues aunque tenía facilidad para el caminar en la cuerda, debía entrenarse y planificar todo para que nada saliera mal, por lo que al primero que recurre es a un checo cirquero llamado Papa Rudy (Ben Kingsley), quien le enseña lo más importante para realizar su sueño, a un guitarrista llamada Annie (Charlotte LeBon) que se vuelve su máxima cómplice, a un fotógrafo llamado Jean Louis (Clement Sibomy), y finalmente a un matemático con vértigo llamado Jean Pierre (James Badge); una vez completados los preparativos JL, JP, Annie y Philippe viajan a NY para realizar la hazaña, a la cual tendrán que incluir uno que otro gringo, y afrontar las consecuencias que su "bandalismo" artístico pudiera provocar.
Y así, bajo la elegante y adoc música de Alan Silvestri, Zemeckis y Levitt acaparan la atención, uno en revivir su estilo y brillar nuevamente, y el otro buscando lograr el papel de su vida que ya tantos ansiamos ver. Zemeckis lo logra, y Levitt destaca (aún puede más - seguro-), y todo termina siendo un proyecto bastante aceptable y recomendable que sin duda hay que ver en el cine en 3D antes que su tiempo en exhibición termine.
La película talvez no vaya a ser una inmortal pieza cinematográfica, pero sin duda es una muy buena composición que vale la pena vivir para conocer la perspectiva zemeckiana de las increíbles hazañas de Philippe Petit.
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