domingo, 11 de mayo de 2014

Le Fabuleux destin d´Amelie Poulain (2001)

El máximo clásico francés de los últimos tiempos sin duda es y parece que seguirá siendo la conocida globalmente como Amelie, o traducida enteramente "El Fabuloso Destino de Amélie Poulain", del director Jean Pierre Jeunet, quien apenas acababa de filmar Alien Resurrección, y ya era conocido en el mundo del cine de arte por la famosa Delicatessen.
Estelarizada por Audrey Tautou como Amelie, una chica que tiene problemas socializando por lo que basa su vida en la fantasía, lo que hace que cuando crezca, en 1997, empiece una serie de ayudas y travesuras secretas a gente de su microcosmos, desde la generación de esperanza y amor, hasta "castigos" a gente que no trata bien a los que le rodean; y es en esta cruzada de la superheroína secreta que conoce a Nino (Mathieu Kassovitz), un chico meticuloso que le gusta recoger trozos de fotos para armar una colección obsesiva de los retratos de la gente que pasa por una estación de tren; Amelie empieza a enamorarse de él, y va dejando pistas para que se conozcan, sin embargo el que él quiera conocerla no es el problema, sino el miedo de Amelie por salir de su mundo de fantasía y socializar en una relación real como nunca antes lo ha hecho.
Épicamente musicalizada por Yann Tiersen, con uno de los scores más reconocibles y lindos que se hayan compuesto, la cinta es un clásico inmediato, teniendo la música como uno de los factores, pero la estética en contrastes apantallantes que Jeunet le implanta, la actuación de Amelie y su relación con el resto del elenco, destacando la dinámica que tiene con el personaje de Serge Merlin, como el Sr Dufayel, y una construcción caricaturezca que vuelve de la aventura de Amelie un fabuloso destino para cualquiera que vea la película, no por nada es favorita de tanta gente en todo el planeta...
Una absoluta recomendación, un gran nuevo clásico del que los cinéfilos regulares no deben de temer (porque seguro se tendría que buscar en la categoría de cine de arte), y que la masa de cinéfilos empedernidos debe de jactarse de haber visto, indispensable.







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