sábado, 16 de agosto de 2014

The Sixth Sense (1999)

Considerada por encima de tanto la mejor película de M Night Shyamalan, y la prueba de que quizás el único histrión expendable que vale la pena es Bruce Willis, por no mencionar que pone a Haley Joel Osment en el panorama histórico de los mejores pequeños actores de la historia, la cinta que se sitúa entre el género thriller fantasmagórico, fantasía y drama podría considerarse como una de las esenciales no solo de sus participantes, sino del terror en general, y es cuando el mundo entero voltea a Shyamalan como uno de los máximos nuevos talentos de su generación.
Comenzando la cinta con la premiación del Dr Crowe (Willis), y su fortuito encuentro con un expaciente resentido, lo que parece ser un hecho pasajero se torna la piedra angular de cada diálogo de la cinta; pues sin saber a ciencia cierta qué sucede realmente, parece que tiempo después Crowe ahora trata a un nuevo pacientito (Osment), con el que quiere redimir sus errores para con su exagresor, dándose cuenta que quizás el factor más afectante en el caso del niño es que ve gente muerta, y es lo que altera su modus habitual y lo vuelve el reprimido bulleable que es; así entonces, lo que él cree necesario es solo ayudarlo a sobrepasar este paranormal problema, mientras a la par Crowe trata de arreglar el problema que se desató con su esposa (Olivia Williams) tras el hecho de la primera secuencia.
Complementando el elenco con la mother miss sunshine Toni Collette, la cinta es un clásico instantáneo, situable con otras cintas del estilo como Los Otros, donde ya no es necesaria la gran carga de sangre o efectos especiales para penetrar en la psique y el alma del espectador, y aterrárle y enternecerle con un tema propenso al tabú, que Shyamalan trabaja elegante e inteligentemente. Una completa recomendación: Básica.







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