Aún con los chilletas en contra de la piratería, la mejor forma de conseguir y conocer más sobre el cine internacional es por este conducto; así llegué yo a El Santuario, película canadiense dirigida por Jon Knautz, que sin la piratería jamás hubiera sabido que existía.
La cinta narra la historia de una secta en un ambiente frío, al estilo de los grupos asesinos que vimos en cintas como Hostel, y una mística neblina que no lleva a ningún lugar.
La película realmente no ofrece mucho y se encasilla en su serie B contemporáneo, es triste saber que solo el cine norteamericano, hasta las más chafas del mismo, tienen una distribución digna del tiempo global en el que vivimos.
En fin, si consiguen El Santuario véanla solo por el hecho de poder, no esperen una excelente cinta, pero tampoco es mala, es muy B 2000.
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