lunes, 24 de febrero de 2020

The Man Who Killed Don Quixote (1989-2020)

¿Qué? Los títulos de este blog nunca suelen venir de esa manera, así parece como para mencionar la vida de un morro que nació en 1989 y murió en 2020 -yo sé que no es tan morro, ya es treintón, pero está feo que alguien se muera a esa edad -aún- ¡Basta de divagar! ¡Explica! ok, ok:
Nunca había puesto la fecha de una película así en ninguna de las miles de cintas reseñadas en este blog, sin embargo, este podría ser el proyecto de frustración más grande al que uno de los hitos cinematográficos como lo es Terry Gilliam se hubiera afrontado, talvez una de las peores maldiciones que hay habido en el séptimo arte, pues es un proyecto que literal nace en 1989, comenzando detalles de preproducción desde aquellas fechas, pero que se retrasó por motivos presupuestales hasta 1998 cuando finalmente se consolidó y encontró en Johnny Depp y Jean Rochefort a sus protagonistas, sin embargo debido a problemas terribles durante la producción, donde el clima jamás les permitió trabajar, inundándoles todo el set, todo tuvo que detenerse a mediados del año 2000, dejando todo incompleto e imposible de editarse o hacerse algo... de esta mala experiencia solo quedó el documental Lost in La Mancha, que en un principio suponíase se pondría como parte de los extras del film, pero no, este detrás de las cámaras se quedó como un documental de este desdichado suceso y nada más... El documental se estrenó en 2002, y entre el 2003 y el 2016 la producción comenzó y se detuvo con intermitencia volátil incluyendo entre sus casts posibles a gente como Ewan McGregor, Robert Duvall, Michael Palin, Vanessa Paradis, Jack O´Connell y John Hurt; llegando a un punto más estable a una producción donde Johnny Depp volvería y  Hurt interpretaría al Quijote, sin embargo entre el lleno itinerario de Depp y el cáncer de Hurt, todo volvió a esfumarse... Hurt muere en los tiempos de producción, cosa que provoca el homenaje y la dedicación por parte de Gilliam en la versión que terminaría siendo la definitiva años después.
A fines de 2016 Adam Driver confirma como protagonista y ayuda a la consecusión de un presupuesto nuevo, encontrando en Jonathan Pryce al nuevo Quijote, consiguiendo grabar cada escena de la película antes de terminado el 2017, y logrando su estreno durante Cannes del 2018. Un nuevo "no obstante" surge pues, pese a que todos sabemos que la espera entre Cannes y los cines normales es interminable y desahuciadora, el nuevo problema fue que uno de los exproductores de la cinta, de esos de los 90´s, Paulo Branco, se puso perro y no quería dejar que la película se estrenara por motivos de copyright, algo que opacó aún más el estreno teniendo que primero proyectarse en Bélgica, España y Portugal, para estrenarse casi un año después en Estados Unidos -a México le tocó en 2019, pero ya saben, como en 2 salas sin ningún anuncio ni un aviso de nada nunca, proyectándose máximo por una semana- y teniendo la más de las dilatadas premieres en Inglaterra en enero del 2020.
Al final, Gilliam lo logró pero se vuelve de los más importantes testimonios de lo difíciles que son las producciones cinematográficas aún cuando tu nombre haya sido ya tatuado en los libros de historia del cine...
Como sea, su argumento ¿cuál es?
La historia tal cual no es sobre el Quijote, es sobre un Quijote. La cinta empieza mostrando a Toby (Driver) filmando una superproducción sobre el caballero de la triste figura, en medio de España, pero tras ligarse a la esposa (Olga Kurilenko) del productor (Stellan Skarsgard), el director tiene que huir y se halla un poblado donde antes el creador también había grabado una película sobre el Quijote en los años de su universidad. Toby entonces encuentra que la cinta le cambió la vida al pueblo, teniendo por ejemplo que la que interpretó a Dulcinea (Joana Ribeiro) creyó en las palabras del director quien le dijo que sería una gran actriz, pero al encontrarse su fracaso en el medio terminó siendo scort de un ruso machista (Jordi Molla), que más tarde tendrá una aparición importante en la película; y que el zapatero al que eligió para interpretar al Quijote (Pryce) se había metido tanto en el papel que se volvió loco y se creyó el papel más allá de la película siguiendo creyendo ser el caballero hasta el regreso de Toby al pueblo. Cuando el Quijote ve a Toby piensa que es Sancho -pues el Sancho original murió- y Toby tiene que seguirle el juego pues continúa su escape ante las consecuencias de sus acciones.
En el trip la realidad se mostrará difusa, entremezclando la fantasía quijotezca con la realidad del cobarde director, llevando a un clímax gigante que más allá de jugar con la exageración surrealista que pudo haber sido, termina siendo un tratado sobre la locura, digno de la profundidad de Artaud, Foucault o hasta el mismísmo Caroll Lewis, derivando entonces a la conclusión esperanzadora que se torna un hermoso homenaje al importantísimo cabalgante de la Mancha.
Pese al tortuoso proceso, la película termina siendo una hermosa pieza que podría más catalogarse entre las sombras de 8 1/2 -de las que hemos hablado más de una ocasión en este blog- pero desde la perspectiva gilliamneana que le vuelve un complejo laberinto onírico que solamente es un digno reflejo de la imaginación y genialidad del épico director.
Si bien, el esfuerzo simplemente podría ameritar que todos los cinéfilos viéramos la película, la película sola, más allá de la historia que ya he contado aquí, se vale por sí misma, es una pieza dignísima de ver, es indispensable y podría volverse uno de los máximos legados de tan importante director.



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