miércoles, 16 de septiembre de 2015

Enter the Void (2009)

Irreversible parece tan lejanda ya, pero la reseñada es apenas la siguiente película de la mencionada, con largo tramo temporal entre una y otra, en lo que será una controversial trayectoria de un nuevo favorito como lo es el director Gaspar Noé, quien con éste nuevo largometraje se consolida en medio de aplausos y abucheos que como sea no le quitan su verdadero lugar de culto a esta traducida como "Entra al Vacío".
Tokyo, ambiente drogadicto, muy con el mood Danny Boyle- Aronofsky, hombre cámara a la Vertov, Oscar (Nathaniel Brown), el protagonista + DMT... qué viaje... entra Alex (Cyril Roy), un francés angloparlante y deciden ir a dejarle una droga a un amigo al bar The Void, es una trampa... Oscar muere. El alma de Oscar se vuelve la protagonista, se eleva, ve la escena, viaje, ve a su hermanda (Paz de la Huerta), la streaper, con la que prometió siempre estaría, el alma sigue su viaje, ve el pesar, ve el caos, recuerda, recuerda cómo murieron su padres y les dejaron huérfanos, recuerda el amor hacia su hermana, su separación y reencuentro, su viaje a Japón, su establecimiento, sus temores, sus realidades, sus posibilidades... Mucho neón, mucho color, viaje extracorporal intentando extracorporeizarnos a nosotros... 2 horas y media. Fin
El viaje basado en el libro tibetano de los muertos es puesto en perspectiva desde lo que Noé narra como el sueño postmortem más que el homenaje a la reencarnación o alguna especie de religión, los personajes son etéreos como el alma, se sugiere, vería, y el apego a la vida y el miedo a la muerte subsisten; la cinta es un viaje verdadero comparable con el último viaje de Odisea 2001, que pese a interesante, por supuesto que tiene sus puntos en contra, y éstos específicamente son los que pudieron herir la pieza ante las críticas negativas y pusieron en la cuerda floja ese legado que parece irse gestando, y es la longitud de la película que de repente se torna demasiado cansada pese a su magníficencia visual infinita a cargo de Marc Caro, y la interesantísima temática y estilo elegidos por el director.
La cinta fracasa en taquilla y 50% en la crítica, 50% habla bien, y el resto posible del público ausente de la taquilla de repente se torna par-a-par, y el culto comienza... la gente empieza a hablar de una buena cinta que casi nadie conoce que es uno de los máximos viajes alucinógenos del séptimo arte y de pronto se vuelve cine de culto, el director, el mismo de Irreversible, la vuelve a hacer, y la película se hace una indispensable para el cinéfilo verdadero...
La longitud se queda, sin duda, pero ese legado se establece, Noé hace la gente responde, y ese lugar en el Olimpo fílmico comienza a construirse pésele a quien le pese. La cinta sí es recomendable con las precauciones del ritmo, pero que vale la pena ignorar para vivir este viaje ácido que visualmente todos deberíamos vivir/ o morir, en su caso...









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