Sobre John Bennett (Mark Whalberg), un niño solitario que pide de deseo que su osito de peluche, Ted (con la voz del mismo McFarlane), cobre vida y se vuelva su mejor amigo, lo que sucede, y genera controversia en los medios, volviéndoles famosos hasta que la euforia cese y se vuelvan una pareja de don nadies sin un futuro certero, John trabaja vendiendo autos usados (cuando se acuerda) y Ted se la pasa drogándose; por lo que la novia de John, Lori (Mila Kunis), le da un ultimatum para que decida si se va con ella o se queda con su osito, por lo que Ted tiene que aprender a salir adelante solo, y en este nuevo destino afrontar a un acosador, Donny (Giovanni Ribisi), quien lo quiere para dárselo de regalo a su hijo.
Siendo una de las mejores comedias de los últimos tiempos, e incluyendo el estilo clásico musical de blockbuster ochentenoventero que se ve que tanto admira y ha sabido impregnar a sus cintas, McFarlane triunfa como director, siendo inclusive la mejor película vendida de Universal.
No llega de cualquier manera a convertirse en una joya de la comedia, pero nos demuestra que su ingenio es verdadero, que sabe hacer las cosas bien, que su escatología puede llevarse a la pantalla grande y la audiencia, sedienta de nostalgia compartida con el director (80´s-90´s) no se cansará de ver sus estilo resurrectos en la mente de un nuevo productor de comedia mejor de la que se está haciendo en general.

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