Sobre un reo que es enviado al pasado para investigar el orígen de un virus que desató un escenario posapocalíptico mundial, y termina enamorándose de una psiquiatra que lo analiza debido a que llega gritando que viene del futuro; Gilliam sabe aprovechar el estereotipo de Willis de hombre indomable pero introduciéndolo a un trama inteligente, extremadamente bien construído y capáz de sumergir al espectador en medio de la paranoia y la nostalgia, el misterio detectivezco y el cyber punk industrial adoc a la época de creación de la cinta; todo decorado con el persistente halo de locura que recae primeramente en Pitt, y la pregunta que todos nos formulamos sobre ¿quiénes son verdaderamente los doce monos? construyen un universo inolvidable e invaluable, de esos pocos que logran unir el blockbuster con el cine de arte, la ciencia ficción con los dramas y el futurismo con el romance del más clásico que puede existir.
Una película que no puede dejar de ver, que si acaso ve programada a pasar en su televisora de cable o local, debe de apartar un lugar para verla, recomendarla, y comprarla.

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