La cinta empieza poco después de la desventura anterior, en una batalla con el grupo paramilitar Alpha Omega, aparentemente representantes del gobierno de Estados Unidos, en contra de los simios; los cuales triunfan al final, toman rehénes, y Caesar (el genial Andy Serkins aún) les deja ir para que digan que él aún vive y desea la paz con los humanos; sin embargo, éstos regresan y [SPOILER ALERT] matan a la familia del líder simio, justo antes de empezar la partida hacia un nuevo y mejor hogar, lejos de los idiotas humanos; la partida sigue su curso, pero Caesar, en una actitud muy Clint Eastwood, abandona a su grupo y decide ir a cazar al líder de los humanos (Harrelson), asesino de los suyos; no obstante, Maurice (Karin Konoval), Rocket (Terry Notary) y Luca (Michael Adamthwaite) se rehúsan a dejar a su jefe y amigo ir solo a su cruzada, por lo que pasa de ser una aventura Eastwood a Dartañán y los tres mostequeteros. En su camino encuentran una niña muda (Amiah Miller), pero no entienden porqué no puede hablar; ella se les pegará y se volverá inseparable de Maurice durante toda la película; al siguiente que encuentran es a otro simio de otra tribu, Bad Ape (Steven Zahn), y es él quien los lleva al cuartel del Coronel, teniendo que afrontar Caesar las consecuencias de sus desiciones, en una batalla donde el destino será tan partícipe de las acciones, como lo son los partícipes de esta gran última batalla en el universo donde los changos dominan la Tierra.
Terminando el cast con Judy Greer, Toby Kebbell y Gabriel Chavarria, comenzamos elogiando el espectacular soundtrack de Michael Giacchino, constante acompañante del viaje de Caesar pasando de los tambores tribales resonantes a lo épico de las más grandes sagas de la historia del cine; luego la desición del rumbo que Reeves le da a la aventura, teniendo entre sus más grandes influencias el mismísimo antiguo testamento, y ¿cómo no? si se supone que Caesar es el mesías de su raza, algo básico en una gran historia es revisitar líneas arquetípicas de nuestra cultura para justificar y transfondar cada instante de película; el uso de referencias a la saga original, como el uso de "Nova" como indispensable partícipe de la saga, y hasta el simple hecho de graffitis de Apepocalypse Now, son cameos hermosos de nuestra sociedad posmodernista de ciencia ficción refrita que más que exageraciones de mal gusto se tornan inspiradores homenajes a lo que nos ha hecho amar el cine durante todos estos años; Reeves lo logra triunfalmente, preparando su camino para que cuando le toque dirigir Batman podamos dormir tranquilos viendo el porvenir de quien ya ha logrado volverse uno de los básicos de nuestra generación. Finalmente volvemos a Serkins ¡¿En serio la academia nunca se va a fijar en él?! ¿Cómo es posible que alguien que logra transmitir tan fidedignamente emociones a un personaje en CGI no sea ya un ícono de la historia del cine validada académicamente? Le aplaudan o no, él ya es parte de la historia, es un legado, un maestrazo, y una vez más lo demuestra, con la manera de la encarnación del que ya se volvió el personaje más importante de su carrera, y eso que en su haber tiene al icónico Smeagol... Andy Serkins hace del personaje uno de los más emblemáticos seres de la cultura pop del siglo XXI, haciendo quedar a todos los enmascarados de la saga original, como secundones de un tiempo más risible que memorable, y no por una vil demeritación, sino una evolución inevitable ante un excelente llevamiento narrativo y una entrañable interpretación innolvidable.
Como leen, obvio, la cinta es totalmente recomendable; no es un verano tan insípido como cuando salió Dawn of the Planet of the Apes, pero aún así destaca y se vuelve de las inevitables del 2017, de lo mejor que ha tenido nuestro ciclo en curso, y eso que esta vez no nos ha ido tan mal... Así que corra, asista a las salas, disfrute, y vea el último momento de nuestro simio favorito, el mesiás del planeta que salió de la experimentadora mente humana: Caesar,
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