Dirigida por Ericson Core como remake de la cinta de 1991, el cine de acción de nuestros tiempos toma un clásico del género, lo deforma, le roba el alma y corrobora el porqué de la devaluación del género, y cómo los efectos especiales, las fiestas y las viejas chichonas se han vuelto clitchés sin justificación como excusa de haber hecho pésimos guiones que insultan hasta a los más estúpidos que vayan a ver la película.
La cinta, sin embargo, empieza bastante cool y propositiva: Johnny Utah (Luke Bracey) y su amigo Jeff (Max Thieriot) están haciendo motocrossing en riscos, y de pronto a Utah se le ocurre princar a una piedra pequeña y aislada a donde están; Jeff teme, pero sigue a su amigo ¡a su muerte!
Siete años después, arrepentido, Utah se metió a trabajar al FBI, pero por su historial como deportista extremo nadie lo toma en serio. Los federales están investigando un grupo de asaltantes de robó joyas en un edificio altísimo en motocicletas y otro de una avioneta de donde roban dinero y lo avientan sobre un pueblito en San Luis Potosi, y a Utah se le ocurre un patrón, el Reto Osaki 8, que habla de realizar 8 pruebas para crear un equilibrio con la Tierra; lo de SLP es el tercero concluído, y el que sigue es una super ola, ola que sucedería en el mar francés; por lo que su jefe (Delroy Lindo) le cree y le deja ir a Francia a tratar de atrapar a los bandidos. Llega a Francia y lo recibe un agente llamado Pappas (Ray Winstone) y fácilmente lo lleva a la ola, donde priva a un tipo de surfear la super ola, y este tipo (Edgar Ramírez) le salva cuando Utah es derrobado por el mar, volviéndose sin razón grandes amigos...
De aquí en adelante cada minuto que pasa es más soso y más soso terminando con un contenido que haría lucir a Patricio Estrella como Albert Einstein. Se hacen amigos, le invitan a seguir el reto, empieza una de las relaciones más homosexuales que ha existido en la historia del cine, neutralizada solamente por la presencia de Teresa Palmer, cuya intervención está justificada casi al final de la película, pero mientras nadie le pregunta qué hace ahí, cómo llegó ni nada...
La cinta es bastante mediocre pese a sus buenas secuencias referentes a los retos; bueno refiriéndome sobre todo a los paisajes o lo padre que se ven las hazañas que cometen, muy lejanas a las geniales hazañas de la saga original. De donde digo en adelante el factor crímen es casi inexistente, o forzado repentinamente, volviéndola talvez peor que lo hecho en grandes sagas actuales como la de Rápidos y Furiosos.
Es recomendable solo para los que no buscan nada inteligente, buscan mucha aventura, están secretamente enamorados de su amigo más macho, pero ambos lo ocultan en miradas sexosas innegables. Cabe mencionar la aparición de Steve Aoki casi desapercibida, pero al menos, relativamente digna.
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