Usando el slapstick ya casi como estandarte y denotando a cada obra un cacho de su genialidad, usando inspiración desde libros como 1984 de Orwell, La Nariz de Nikolai Gogol y sobre todo When the Sleeper Wakes de HG Welles, Woody Allen presenta su odisea futurística para uno de sus mediocres, en esta ocasión llamado Miles Monroe, cuyo mundo gira para volverse parte de caos exterior que le absorbe pasando de la estática de su aburrimiento e idiotez a un sin fin de tornados absurdos que le mueven de situación a situación redescubriendo temores, tabúes, estigmas y complejos.
Comenzando cuando Monroe es accidentalmente congelado y dejado así por 200 años (¿Futurama?), solo para ser sacado de su limbo tecnológico por un grupo de rebelde que requiere de un sin personalidad o identidad para llevar a cabo sus propósitos, lo que a Monroe no le llega a fascinar sino hasta conocer a Luna, interpretada por su más grande adepta Diane Keaton, y las cosas comienzan a cambiar, aún cuando se le vuelve un autómata, se le hace un soplón del proyecto Aires, entre otras desventuras woodilianas, la cinta es un gran cuento sobre Woody y las mujeres, aún cuando la temática futurista podría parecer el principal elemento del film ¿no creen? máxima prueba de ello aquí es la máquina Orgasmatron, hecha debido a la frigidez general de la mujer...
Así, rebelando la historia del cine temprano de Allen "Woody y las mujeres", la cinta es otra fascinante comedia que ya le establece como genio de los gags elegantes, con inteligentes secuencias para risas bien pensadas, aún con su tinte de bobería, la película es otra absoluta recomendación que usted, cinéfilo debería de poseer o al menos conocer.
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