¿Qué mejor momento para revisitar este clásico de Disney que esta semana que se estrena el "live action"?
La cinta dirigida por Ron Minkoff y Rogers Allers que si bien no es el inicio de esa era Disney, podría ser la más distintiva de su generación, una película cruenta, maravillosa y fulminante inspirada en narraciones bíblicas y shakespereanas que hasta conexiones implícitas tiene con ánimes antiquísimos que a la vez inspiró a toda una generación y arruinó los discursos de los detractores de la empresa al demostrar la calidad de sus productos pese a su conocida moralidad social.
La historia nos narra un capítulo del llamado ciclo sin fin, desde el nacimiento del Principe León Simba, hijo de Mufasa y Sarabi, hasta la traición de su tío Skar, el autoexilio del legado y su regreso triunfal al poder, teniendo durante la hora veinte que dura la cinta muchas aventuras con distintos animalitos cuyo nivel de animación destaca ante cualquier producción animada del momento y con la calidad adecuada como para brillar de la misma manera aún hoy en día.
Contando con un elenco de voces originales en el que están Matthew Broderick, Jonathan Taylor Thomas, Jeremy Irons, James Earl Jones, Moira Kelly, Nathan Lane, Ernie Sabella, Robert Guillaume, Rowan Atkinson, entre otros, la cinta es de esas que destacan de la misma manera en su doblaje al español de una manera magistral que cuenta con la presencia de actores como Kalimba, Héctor Lee Jr, Raúl Aldana, Francisco Colmenero, Carlos Magaña y Carlos Petrel, entre otros, complementados todos por un increíble soundtrack de Hans Zimmer con Elton John que la vuelven una de las mejores películas animadas de la historia.
Ya con el tiempo se le ha criticado de diferentes maneras, sobre todo que promueve el fascismo, pero lo que yo veo aquí, ya como metáfora política más bien es la idealización de la monarquía como modelo político, muy al estilo de la caída Romanoff, los leones representan a la familia real, muy buena y consciente, mientras que Skar y las hienas son algo así como Rasputín y el pueblo que ascienden al poder y le deforman; hallando en esta historia un final feliz para los monarcas que se recuperan de esta pérdida de poder ante una especie de golpe de estado... todos son felices siguiendo las órdenes de una familia real y todos son felices siendo sirvientes pues es el lugar que les toca en el ciclo sin fin; las hienas, proletariado revolucionario, son feas y tontas porque esa es la idea de la subtrama que podría desarrollarse ahí... El espectador inocente pensaría que estas ideas están bien al no darse cuenta que el espectador no es la familia de Mufasa, sino los antílopes que felizmente dan su carne para que la familia real se luzca y viva... pero bueno, esas conspiranoias innecesarias solo ensucian ese evento fílmico tan grande que es esta película...
Obviamente esta es una absoluta recomendación al ser talvez el máximo clásico de Disney, así que no se haga el rudo y no lo niegue que todos hemos gozado de más de una película del ratón, y si existiese el raro caso de que alguien no la hubiese visto, póngasela y disfrute como nosotros disfrutamos cuando apenas eramos infantes.
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