viernes, 5 de septiembre de 2014

La Danza de la Realidad (2013)

Luego de 23 años sin filmar, pero consolidandose con pros y contras a través de sus best seller de una filosofía que algunos llaman mística y surrealista y otros de autosuperación, casi comparándole con Paulo Coelho, Alejandro Jodorowsky vuelve con una expectativa grande de sus verdaderos fanáticos alrededor del mundo, y con desprecio generalizado de parte de sus detractores, pero sin duda, dentro del mundo del arte, causando un furor general en medio de un entorno inundado de blockbusters y material basura que abunda en el mercado.
Llamada autobiográfica, comparado (justamente) con 8 1/2 y Amacord de Fellini, pero realmente narrando más la historia de su padre que de sí mismo, la película nos cuenta la niñez de Alejandro, interpretado por Jeremías Herskovits, quien vive con su padre (Brontis Jodorosky) y madre (Pamela Flores) en Tocopilla, Chile, y tiene que lidiar con la manía de su madre de creer que él es la reencarnación de su abuelo, con el pueblo que les trata diferente por ser judíos, comunistas, ukranianos y de clase media-alta, y principalmente con los complejos y mentalidades que Jaime, su padre, tiene, en los que incluye querer hacer de Alejandro un super macho, la mascota de los bomberos del pueblo, etc... todo hasta que a Jaime se le ocurre cómo asesinar al dictador a cargo, a quien odia, y parte para tratar de cumplir su cometido, encontrando en su destino algo horrible más que en el mundo, en sí mismo.
Llamándola él mismo la mejor de sus películas, y que no es una copia jodorowskiana de Fellini, en efecto sí tiene las similitudes con el cine del italiano comenzando con la narración de su pasado, el circo y hasta la mujer chichona que ambos contienen, sin embargo, conforme la cinta va avanzando va adquiriendo una identidad propia, de un tono común para el director, pero adoc a la tecnología y las maneras actuales; el surrealismo, la fantasía, las metáforas y la psicología persisten, pero sin duda la película destaca gracias a la fascinante actuación primeramente de Brontis, quien al interpretar a su abuelo castigando a su padre concreta un ciclo simbólico psicomágico que anexa una profundidad artística realista a la cinta (pero que solo existe si esto se sabe), pero saliendo de ahí Brontis hace de Jaime un personaje talvez incluso más destacado que el Topo o cualquier invensión de Jodorowsky, afirmando la verdadera admiración, amor y nostalgia por esa persona que rigió un tiempo específico en su vida, que revive a través del cine y hace uno de los mejores regresos al cine que jamás haya habido.
No puedo, sin embargo, decir que sea la mejor película el director, puedo decir que es genial y única, diferente a lo cotidiano, pero sin duda una destacada producción que arrasa con cualquier wanabe hollywoodense, deja un mensaje intrínseco sobre la mirada de la vida de cada uno y nos hace recordar el valor del director no solo en el mundo del cine, sino del arte, de la psicomagia, de la filosofía y de la historia de la humanidad.





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