Y luego de pasar los 80´s con éxito, era momento de que el ingenio real de Tim Burton se desbordara, como antes lo había mostrado en el cortometraje Vincent, era momento de que ese Robert Smith de autorepresentación viera la luz en el cine que estaba decidido a mostrar, ese universo de contrastes, tan altos como el cine expresionista alemán los tenía, solo que si de contrastes hablamos no solo hay blanco y negro, hay bello y "bello", hay perspectiva y "perspectiva", y es aquí donde Burton comienza a explorar el contraste estético e ideológico a fondo, pues aunque pudiera parecer una simple historia de fantasía, el contraste de universos, el contraste de miradas es un estudio que Burton navegará a cada proyecto que le van dando.
Con la ya estrenada en Beetlejuice Winona Ryder, y el que se volvería su fetiche de autorepresentación Johnny Depp, además de volver a contar entre sus cartas con su héroe Vincent Price, la historia narra cómo la vendedora de maquillaje Peg (Dianne Wiest) encuentra a Edward Scossorhands (traducida también como Eduardo Manos de Tijeras) (Depp) solitario en un gótico castillo, ésto después de la muerte de su creador, por lo que Edward está incompleto, y sus manos nunca fueron instaladas, por eso tiene tijeras; al verlo así solo y raro, Peg decide llevarlo a su casa para brindarle una familia y amistad, sin embargo entre que se enamora de la hija, Kim (Ryder), y el hecho de ser rechazado por la sociedad por ser extraño, además de ser admirado por algunos debido a su habilidad para cortar cosas y estetizarlas; la historia podría parecer algo así como un Teen Wolf burteano, utilizando la mitología estilo Pinocho para propulsar una futuramente naciente cultura emo, sin embargo, la cinta también se puede interpretación como unión de polos, adaptación, socialización, aceptación, convivencia y mestizaje, pues entre la experiencia estética dark de Scossorhands y la kitch tendencia del "mundo real", conviviendo de la mano, la película es una gran aventura, como dije antes, sobre el encuentro de contrastes.
Un paso más en el crecimiento del icónico director, un fenómeno cultural noventero, el comienzo de una maravillosa década de creación, un clásico sin duda, una gran recomendación.
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