Dirigida por King Vidor, y estelarizada por Audrey Hepburn, Henry Fonda, Mel Ferrer, Vittorio Gasman, entre otros, La Guerra y la Paz es una super producción hollywoodense basada en el libro de Leo Tolstoy, tratando de reflejar en la inocencia de Hepburn la totalidad y complexión de Natasha Rostova, la tremenda destrucción y brutalidad de la llegada de Napoleón a Rusia con una gran producción que hace ver las secuencias del Señor de los Anillos como pretenciosas (pues SÍ hay una gran diferencia entre una super guerra con una producción CGI y una con miles de extras haciéndose tontos conforme lo que Vidor manda...), y sin duda es éste mismo señor (Vidor), quien logra hacerle justicia al gran clásico ruso, teniendo quizás como único detalle que para causar empatía con el público occidental, el soundtrack tiene una base de melodía inglesa que no va al caso (como para mostrar heroísmo en héroes rusos britanizándolos), contrastando con las extrañas secuencias de cultura rusa que pasan a lo largo de las más de tres horas que dura la cinta.
Con una peculiar línea narrativa que va de un personaje a otro en el rol protagónico, la película inicia con la trama de Pierre (Fonda), borracho y honroso, en busca de la aceptación de la paternidad de su padre para él; terminando la trama en que se casa con una super sexy rubia malosa (Ana María Ferrero) y pareciese promiscua. Por ahí se introduce a la familia Rostova, conformada por un padre (Barry Jones) conocido por su mala suerte entre la burguesía rusa, su esposa (Lea Seidl), una alegre señora bonachona, el primogénito Nicholas (Jeremy Brett), quien está medio enamorado de una guapa rubia sueca (May Britt), el más pequeño (Sean Barrett) y la que se vuelve eje de la historia: Natasha (Hepburn), quien primero empieza enamorada secretamente de Pierre, luego del amigo de Pierre, recién viudo, el Principe Andrei (Ferrer), luego del cuñado de Pierre, Anatole (Gassman). luego otravez de Pierre, luego otravez del príncipe y finalmente de... Sí, como novela del dos... El príncipe se va a la guerra, luego lo alcanza Pierre, y justo cuando pareciera que Napoleón ha triunfado sobre Rusia: ¡Invierno!
Sí, tiene sus largas secuencias cursis, y las ya mencionadas extraordinarias coreografías de miles de personas que alzan a la película x1000, pero si hay algo que haga destacar al todo más allá de lo logrado por Vidor y su cast, es, sin duda alguna, la gran historia de Tolstoy, y es lo que nos recuerda porqué es una de las grandes joyas de la literatura universal, a la que tantos huimos por el volumétrico compendio de hojas que un libro así significa... Por lo que podemos dar gracias al cine por ayudarnos a acercanos a historias maravillosas como esta, la cual nos deja sin pretextos, y nos vuelve parte de ese todo cultural universal en el que todos deberíamos navegar.
La película es entonces recomendable basado en lo mencionado en los párrafos anteriores, pero con la precaución de que si usted es un desesperado consumidor de cine actual, donde ya dos horas de transformers peléandose destruyendo la ciudad es lo único que lo llene, seguro se aburrirá y será lo peor que vea... Pero si usted tiene tiempo, paciencia y pasión por el cine y la literatura, ésta es una pieza que no puede perderse.
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